El delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Ricardo Peralta, ha sido invitado a dimitir. Se trata de una estrategia de Ferraz con miras puestas en las próximas elecciones autonómicas, previstas para el 22 de mayo. Jorge Alarte, por fin, se ha salido con la suya.
Peralta llegó a Valencia de la mano de María Teresa Fernández de la Vega, su gran valedora. Pero la jubilación de la vicepresidenta y la rivalidad con el secretario general del PSPV, Jorge Alarte, hacía que tuviese los días contados. Sin embargo, ha durado más de lo que muchos pensábamos.
El delegado del Gobierno ha hecho bien su trabajo, que no es otro que vender propaganda de Zapatero y los suyos en la Comunitat Valenciana. De hecho, posiblemente sea uno de los mejores delegados del Gobierno. Pero no era afín a Alarte o, dicho de otra manera, destacaba más que el líder de los socialistas valencianos. Peralta podía haber ayudado a Alarte en su trabajo en la oposición, dándole visibilidad y argumentos contra el PP, pero prefirió competir, en lugar de colaborar. Y eso no se perdona.
Ahora, a apenas 6 meses de los comicios autonómicos, Alarte podrá situar a una persona de su confianza en una plaza fundamental para ganar visibilidad -posiblemente la concejala Ana Botella-. Una buena noticia para el PSPV, aunque hubiese sido mejor si se hubiese producido hace un año.
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