Jesús Pastor Llevamos mucho tiempo, años, asistiendo a la degradación del campo, en nuestro caso, de l’Horta. Mientras, los consumidores pagamos los alimentos más caros que nunca debido a la inflación, entre otras causas. Lo que se le paga al agricultor está por debajo de los costes de producción. Este desfase de debe, en gran parte, a que los costes energéticos han ido aumentando paulatinamente y se han multiplicado por tres o incluso cuatro.
Además, la Ley de la Cadena Alimentaria, que pretende corregir estos desequilibrios, hasta el momento no está sirviendo de nada. No se están evitando los abusos comerciales y, por lo tanto, no está consiguiendo su objetivo de garantizar unos precios justos para el campo.
Por otra parte, se exige una normativa medioambiental cada vez más restrictiva a los agricultores valencianos. De esta manera, cada vez hemos de afrontar las plagas en el campo sin las herramientas adecuadas que antes sí teníamos.
Por el contrario, no ocurre lo mismo con Sudáfrica, Egipto o Marruecos, entre otros, y sus productos llegan a España sin estas exigencias fitosanitarias. Así, sin las inspecciones adecuadas para terceros países, los agricultores valencianos luchamos sin reciprocidad, pero cultivamos unos productos de mayor calidad.
En consecuencia, los agricultores de Almàssera en particular, y el sector agrícola en general, se encuentran en una situación inasumible, al tiempo que ven la escasa o nula sensibilidad del gobierno central y autonómico para darle una vuelta a este drama. Para qué sirve la Ley de la Huerta cuando los principales actores están arruinándose.
Tampoco se entiende la labor del Consell Agrari, que habría de defender a sus agricultores e insistir a la conselleria de la necesidad de medidas para solucionar el problema. Un problema que nos afecta a todos porque la huerta es alimentación de calidad y medio ambiente. Que a nadie se le olvide que los agricultores son los defensores fundamentales del medio ambiente ya que gracias a su dedicación mantienen este paisaje único y maravilloso del campo valenciano.
Sin embargo, cada vez hay menos personas que quieran continuar cultivando la tierra y no saben qué plantar por su escaso éxito comercial. Cada vez son más mayores y no hay relevo generacional. Por todo esto, desde Cs Almàssera hemos mantenido reuniones con el sector y hemos presentado iniciativas encaminadas a revertir esta preocupante deriva. Seguiremos trabajando en este sentido porque “Almàssera és Horta”. Nuestro municipio no se entiende sin sus campos ni sin sus agricultores. A ellos les debemos este patrimonio medioambiental, paisajístico y de consumo, que hay que cuidar y fomentar.
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