Foto archivo de un calendario./EFE La existencia de años bisiestos se debe a la necesidad de ajustar el calendario anual para sincronizarlo con el tiempo real que tarda la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del Sol, conocido como año tropical. El año tropical dura aproximadamente 365.2422 días, lo que significa que un año calendario de 365 días no sería suficiente para reflejar con precisión este período. Hoy damos comienzo al mes de febrero, el cual este año tendrá 29 días en lugar de 28.
El calendario juliano, introducido por Julio César en el año 45 a.C., inicialmente incluía un día adicional cada cuatro años para compensar este desfase. Sin embargo, este sistema generaba un exceso de días bisiestos, llevando a una acumulación de desajuste a lo largo del tiempo.
Para corregir esto, el Papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano en 1582, el cual estableció reglas más precisas para la inclusión de años bisiestos. Según estas reglas, un año es bisiesto si es divisible por 4, excepto en los casos de años divisibles por 100, que no son bisiestos a menos que también sean divisibles por 400.
Este ajuste garantiza que, en promedio, el calendario gregoriano se acerque más al año tropical, minimizando el desajuste acumulado. Así, los años bisiestos son una solución práctica y periódica para mantener nuestros calendarios alineados con los ciclos naturales de la Tierra en su órbita alrededor del Sol.
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