La rutina. Siempre hemos despotricado de ella, la hemos temido, hemos advertido sobre sus riesgos y hemos inventado cosas para no caer en ella, como si fuera un pozo negro y terrible que nos iba a convertir poco menos que en autómatas. Nunca hubiéramos dicho que llegaríamos no solo a añorarla, sino a intentar por todos los medios restaurarla a cualquier precio.
Pero es lo que hay. Si alguien nos hubiera dicho, hace apenas un par de meses, que íbamos a vernos en estas, le hubiéramos enviado al guano. Aunque nos mostrara el ejemplo de China y nos dijera que, si allí había pasado, aquí podría pasar también.
Ha pasado. De pronto, nos hemos visto confinados en nuestros propios hogares, maldiciendo los días en que deseábamos por encima de todo un día entero de mantita y sofá. Ahora lo que nos sobra son días de mantita y sofá. Y ese es el problema.
Me decía hace unos días un buen amigo que ahora los fines de semana no se distinguen del resto de días. Pero no es así, y creo que es bueno hacer todo lo posible para que no lo sea. En mi calle, por ejemplo, los sábados tenemos discomóvil balconil. Así que podemos cambiarnos el pijama y la bata por un chándal de luxe y salir al balcón a darlo todo al ritmo de labalcon sessiondel DJ del sexto, del segundo, o de donde toque. Y, por qué no, podemos preparar una cena especial, y hasta servirnos un vinito o una copa. Que no se diga.Saturday night feveris coming, aunque sea en versión confinamiento.
También supe que en Elche invitaban a celebrar el domingo de ramos de modo especial. Instaban a la gente a salir a los balcones vestida con sus mejores galas, como si asistieran al evento como habían hecho siempre. Y me pareció, religión aparte, una buena idea.
Así que, pese a todo, el fin de semana es fin de semana, Y, para que lo sea, hay que diferenciarlo del resto de días. Por eso no hay que añorar la rutina, sino establecerla. Teletrabajo quien tenga la opción, ejercicio, clases de pilates, aerobic, bailes regionales o macraméon line, que seguro que las hay. Aprovechemos para aprender esas cosas que siempre quisimos y para las que nunca tuvimos tiempo.
Hemos de conseguir que, cuando se acerque el fin de semana, podamos seguir diciendo eso de "Por fin ya es viernes". Y, si nos cuesta, pensemos que es un ensayo general de nuestra próxima película "Adiós al confinamiento". Sin duda, el estreno más esperado del mundo.
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