Lidia Gutiérrez /foto cortesía de Alicia García
La mariposa aletea jugando
como
una niña frágil revoloteando.
Los
cánticos florales desprenden soñando,
los
vaivenes emocionales desaparecen llegando.
Colores
recién diseñados jubilosos
para
bailar con amores ruidosos.
Más
bien, momento dulce armonía preciosos,
que
melancolía en días lluviosos.
Familia,
mayor bien preciado de los tesoros,
como
luz estelar y celestial de los oros.
Amistad,
viajes de sentimientos sonoros,
como
arte en vivo e irónicas adoro.
Felicidad
es existencia de tranquilidad
tristeza
en momentos es común en ciudad,
pero
serenidad es más grandioso que la tempestad
y
soñar volando es sublime en divinidad.
Amor
propio, jamás abandonarlo
porque
diamante en bruto cuesta lograrlo,
de
sacrificios y pesares considerarlo,
y
pulirlo cuesta hasta alcanzarlo.
Ser
como tú eres…
Es
la importancia en la vida de los saberes,
mayor
vitalidad y grandiosidad de los placeres
es
quererte profundo en tus atardeceres.
Felicidad,
jamás abandones…
No
sea que en momentos de resquemores
tu
piedad sea insulsa de los autores
y
desconsuelo regresa con flores.
Así
pues, aprovecha cada momento
hasta
que la luna sea testigo del talento
oculto
en cada minuto del renacimiento
porque
ser tú es una delicadeza del viento.
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