Cartel de "Atu, el rostro de un pueblo olvidado". EPDADesde
hace más de
43
años el
pueblo saharaui lucha por recuperar su casa, ahora en manos de
Marruecos. Esta ex colonia española es el único territorio no
descolonizado de África. De
hecho, es uno de los 17 territorios no autónomos bajo supervisión
del Comité
Especial de Descolonización de
la Organización
de las Naciones Unidas,
Gran
parte de la población saharaui, unas 200.000 personas, sobrevive en
cinco campos de refugiados desde 1976, cuando
su potencia administradora,España,
abandonó el Sahara Occidental en manos de Marruecos.
Estos campos están ubicados en el territorio argelino de Tinduf, en
pleno desierto, cerca de la frontera con Marruecos.
Mari
Olcina lleva cinco años trabajando para mejorar la nutrición de la
población saharaui y ha fundado
MOSSolidaria ONGD
para
canalizar
la ayuda de manera más efectiva. Ahora estrena, junto a la agencia
Alberto Pla - Proyectos de Comunicación Social, la película
documental “Atu, la cara visible de un pueblo olvidado”. Mediante
la historia de esta niña, que cada verano viaja a España dentro del
proyecto “Vacaciones en Paz”, narra la forma de sobrevivir y de
resistir
del pueblo
saharaui en el exilio.
Mari
y Atu durante los meses estivales se convierten en madre de acogida e
hija. Sus corazones están unidos por una causa: la del Sáhara
libre. Ambas son conscientes de que su lucha no es nada sencilla, de
que tienen muchas cosas en contra, empezando por la pasividad de la
comunidad internacional, pero mantienen la esperanza de que un día
el Sahara Occidental sea libre y que sus ciudadanos puedan tener un
pasaporte y puedan decidir sobre su propio destino y sobre el de su
pueblo.
La
vida en el Sahara Occidental tiene cuatro características y varios
derechos que son vulnerados a diario. La rutina en los quehaceres y
en la alimentación, pues cuentan con una precaria canasta básica.
El hecho de ser apátridas, sin derecho a una nacionalidad. La
precaria asistencia sanitaria básica y la dominación por parte de
Marruecos, son algunos de los problemas a los que se enfrentan desde
hace décadas y lo hacen con el silencio cómplice de la comunidad
internacional.
Entre
los protagonistas de este documental se encuentran saharauis, así
como Atu y su familia de origen, representantes de la Media Luna Roja
o del Programa Mundial de Alimentos, y también españoles como Mari
Olcina
o la exconcejala de Cooperación, Neus Fábregas. Así como los
estudiantes de nutrición que cada año viajan, junto a Mari Olcina,
al Sahara occidental para conocer de primera mano la realidad de este
pueblo y tratar de paliar sus carencias alimentarias y nutricionales.
Ellos
y ellas reflexionan sobre las necesidades, carencias, aspiraciones y
sueños de este pueblo que España abandonó a su suerte hace más de
40 años.
La
cinta pretende dar voz al pueblo saharaui y también poner en valor
el trabajo incansable
de las mujeres en campamentos y resaltar la necesidad
de una adecuada
alimentación,
de la que carecen. Ellas, desde el silencio, mantienen la fe de que
un día volverán a su tierra y por ello viven organizadas para
cuidar
y educar
a los niños y niñas,
trabajan en las guarderías, escuelas, hospitales, alimentan a sus
conciudadanos y llevan a cabo la tarea más tareas cotidianas.
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