Así quedan los campos cuando pasan los conejos. FOTO AVAASAJA.ORG Los
daños en la agricultura provocados por la fauna silvestre están
aumentando en todos los cultivos y en todas las comarcas valencianas.
Prueba de ello es que, según datos de Agroseguro, los siniestros
declarados por fauna en el campo español se han multiplicado por cinco
en un solo año. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA)
denuncia que la gravedad de este problema va a más sin que las decenas
de miles de agricultores afectados encuentren un respaldo eficaz por
parte de la Administración, tanto para resarcir las pérdidas
económicas como para evitar la excesiva repoblación de la fauna.
Con
el objetivo de reconducir esta situación, AVA-ASAJA acaba de poner en
marcha una campaña que consiste en el reparto de instancias en las que
los productores podrán dejar constancia en sus ayuntamientos de los
perjuicios que han sufrido en sus explotaciones por esta causa. Con
esta información, los consistorios o los agentes medioambientales o
forestales –dependientes de la conselleria de Medio Ambiente–
certificarán y notificarán los daños a la sociedad de cazadores
correspondiente, la cual deberá actuar para reducir la población de
animales. Si una zona determinada recibiera numerosos formularios como
consecuencia de los daños provocados por una sola especie, Medio
Ambiente podría declarar la zona de emergencia cinegética, lo que
permitiría la adopción de medidas excepcionales de caza. El presidente
de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, explica que “es muy importante que los
agricultores denuncien a las administraciones los daños objetivos
sufridos porque de este modo no podrán mirar hacia otro lado y tendrán
que dar una respuesta efectiva”.
Los
ataques de conejos, jabalíes, patos, muflones y cabra montés, entre
otros, han encendido las alarmas entre los agricultores valencianos ya
que arrasan cosechas enteras, destrozan infraestructuras e incluso
acaban provocando la muerte del arbolado. Según las organizaciones
agrarias y las cooperativas, las pérdidas acumuladas en 2010 por este
capítulo ascendieron a 10 millones de euros, cifra que podría verse
rebasada esta campaña. Un último ejemplo que ilustra hasta qué punto
están llegando las cosas en este ámbito son las incursiones de jabalíes
hasta los arrozales de la marjal Pego-Oliva, algo que nunca había
sucedido hasta la hecha.
El
proceso de abandono de campos, acelerado en los últimos años por la
falta de rentabilidad, está incrementando los hábitats de refugio para
las especies salvajes. Además, mientras las poblaciones silvestres
crecen sin control, las licencias federativas de cazadores han caído un
46% durante las dos últimas décadas en la Comunitat Valenciana. “En un
contexto en el que cada vez hay más fauna salvaje y menos cazadores
para controlar sus poblaciones, las administraciones deben tomar las
riendas de una vez por todas, aplicar planes de control de poblaciones,
mejorar las coberturas del seguro y compensar justamente a los
agricultores perjudicados”, asegura Aguado.De
momento, ninguna de las iniciativas políticas llevadas a cabo están
obteniendo resultados mínimamente satisfactorios. En primer lugar, los
planes aprobados por las consellerias de Agricultura y Medio Ambiente
con el fin de erradicar la plaga de conejos y otras especies silvestres
en el medio rural no han servido para reducir la población de animales
ni para menguar los daños en la agricultura. Por otra parte, y pese a
que los daños por fauna silvestre se han incluido en el seguro agrario,
la actual cobertura no está siendo capaz en absoluto de ofrecer una
respuesta aceptable a los afectados. Finalmente, en el caso concreto
de los arroceros, Medio Ambiente suprimió hace dos años las ya de por
sí insuficientes compensaciones que venían recibiendo los agricultores
por los perjuicios que causa la avifauna en el Parque Natural de
L’Albufera.
“Los
agricultores somos profesionales de la agricultura y no una ONG con
vocación de alimentar con sus cosechas a la fauna silvestre. Si las
administraciones y la sociedad en general quieren un paisaje, deben
saber que esa factura no la debemos ni podemos pagar los agricultores,
sino que hay que asumirla entre todos”, según Aguado.
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