Foto del perfil de FB de Gloria Calero. A
pesar de las nauseabundas noticias que están apareciendo relacionadas con la
corrupción de la cúpula del PP, pagos en negro, dinero en cuentas extranjeras,
dinero de difícil o imposible
explicación… La repugnancia de un
Rajoy que dice estar tranquilo o las declaraciones de una derecha corrupta
hasta la misma médula que hunde sus raíces en nuestro insigne “Caso Gürtel” y
la Generalitat Valenciana. No. No os quiero hablar de eso, quiero que hablemos
de POLÍTICA y no de esta perversión a la que nos está llevando la derecha
española. Hablemos de los Ayuntamientos amigos y amigas…
Los
Ayuntamientos, las Alcaldías son o deben ser “la casa” de los derechos de
todos. Entendiendo por “casa” el lugar abierto y cercano, donde un ciudadano o
ciudadana o un grupo de vecinos va con naturalidad a plantear la realidad que
los afecta y pedir y encontrar allí, en la medida de sus competencias
institucionales, la solución a los problemas que rodean la vida cotidiana de la
gente. Los ayuntamientos como un eje vertebrador para el desarrollo de las ciudades, generadores de empleo,
para prestar servicios inmediatos y personalizados, asegurar el bienestar y la
convivencia y hacer que la sociedad en su conjunto crezcan con armonía. Soy de
las convencidas que la Europa de hoy sería mucho mejor si nos hubieran
dejado potenciar desde abajo hacia
arriba por la llamada “Europa de los pueblos” que convertía el Continente en un sin fin de ejes
solidarios y participativos donde se compartían experiencias y gestionaban
solidaridades mutuas en todos los sentidos.
Pero…
los poderosos neoliberales europeos dirigidos por la Alemania, hoy de Merkel, no han querido ni quieren que sea así. A ellos les gusta
la Europa de los Bancos y no de los pueblos. La Europa donde el más rico y
poderoso según su PBI (Alemania) manda y obliga al resto. La Europa que impone
desde arriba. La Europa de la Alemania que decide QUIÉN SÍ y QUIÉN NO. ¡Vuelve
la Alemania opresora! La historia se repite…
Volviendo
a los ayuntamientos, hoy la mayoría en manos del PP, me llama la atención lo
acomodados que están los alcaldes y alcaldesas viendo pasar por su puerta esta
dura realidad que estamos viviendo, sin tomar ninguna iniciativa, dejando a sus
vecinos solos. No voy a gastar palabras sobre el Ayuntamiento de Sagunto. Mis
compañeros del Grupo Municipal tiene sobrada certeza y acierto en sus críticas
institucionales.
Las
entidades locales, los ayuntamientos, han perdido protagonismo ideológico y esa
pasividad se traslada a los ciudadanos. Pareciera que nada de lo que ocurre en
la ciudad interese a nadie, estamos todos muy irritados y enfadados con el
mundo para darnos cuenta de que en la Administración más cercana a nosotros en
la mayoría de ciudades, el Alcalde está escondido y NO NOS ESTÁ AYUDANDO EN
NADA y lo que es peor, tampoco le estamos exigiendo NADA: “Los árboles no nos
dejan ver el bosque”… Y este es el comienzo de la muerte por falta de riego de
la fortaleza democrática española.
Los
Alcaldes y las pocas Alcaldesas de las primeras elecciones municipales tras la
dictadura (tampoco hace tanto tiempo… en el 1979), fueron el motor de la
verdadera revolución del cambio y el asentamiento de la democracia, se pasó de ciudadanos “comisarios políticos” a
“ciudadanos políticos, abriéndose el gran abanico del aire fresco de la
libertad, la solidaridad, la igualdad y el gran desarrollo de nuestros pueblos
y ciudades. Hoy 33 años después, ante
una situación también difícil los Alcaldes y Alcaldesas del PP, en vez de ser MOTORES,
han elegido ser LASTRES, han optado por el bajo perfil político, demostrando
que les deben más a sus “jefes” que a los ciudadanos que les votaron, de ahí su
silencio cómplice.
Debemos
cambiar y, como en los años 80, volver a creer que la revolución, el cambio,
las nuevas políticas con transparencia, coherentes, de cercanía, eficaces y
rápidas vendrán de retomar la iniciativa desde los Alcaldes y Alcaldesas, desde
las ciudades, desde los Ayuntamientos. Las revoluciones –incluidas las
democráticas-, comienzan desde abajo. Los golpes de estado son los que vienen
generados desde arriba.
La
excusa de la crisis –al PP y sus socios políticos o no-, les sirve para todo,
hasta para demoler la democracia más cercana y directa que hayamos vivido y lo
que pretenden con la Ley de Régimen Local que quiere aprobar, aprovechando el
bajo perfil político que ha impuesto a los suyos, es un golpe de Estado contra
los ayuntamientos. Quieren acabar con todo por lo
que hemos luchado.
He
vivido el municipalismo en carne propia. Y es muy duro. Claro que sí. Nunca
llueve a gusto de todos, pero desde la cercanía se puede regar el huerto de
la inmensa mayoría y proteger a aquellos que no tienen chubasquero para no
mojarse. Hay que ser valiente para ser
Alcalde o Alcaldesa, no hay anonimato posible, la mentira tiene patas cortas.
Pero es el eslabón principal desde el cual se pueden atender las demandas
ciudadanas con respuestas eficaces, personalizadas, ajustadas a la realidad,
sin demagogia ni chulerías. Progreso honesto y desarrollo sostenible, las dos
piernas con las que camina una ciudad hacia un futuro de bienestar
convirtiéndola en el mejor lugar para vivir, no en el mejor lugar para
especular, corromper o malversar los dineros públicos.
Los
socialistas defendemos la posibilidad inmensa de HACER CIUDAD, a la derecha
sólo le interesa CONSTRUIR CIUDAD, son dos conceptos distintos. En el primero
el valor del metro cuadrado se mide por la calidad de vida de las personas, en
el del PP el valor del metro cuadrado se evalúa por las alturas a construir,
los espacios a ocupar, las ganancias a obtener y los sobrecostes a especular.
El
desafío socialista está en impedir que el PP se fagocite la Autonomía Local y
sus derechos. Todo lo contrario, que sea donde HACIENDO CIUDAD, se hace
democracia, participación, bienestar, inversión, trabajo, seguridad… la casa
de los derechos y garantías de todos y todas y para todos y todas.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia