Todo parece augurar que el PP y su escisión de extrema derecha, llamada VOX, se han conjugado para bajar impuestos e intentar convencer al electorado de las virtudes que tiene pagar menos utilizando como ejemplo el efecto centralista de Madrid, donde las cervezas, la libertad y los bajadas de impuestos conviven con los peores servicios públicos de todo el Estado.
Es la misma historia de siempre. Ese discurso taimado que te propone que si quieres ser rico, piensa y compórtate como un rico. Pero sobre todo, vota a los partidos que defienden los intereses de los ricos.
Y no hay mejor manera que poner un ejemplo gráfico, que puede servir para cualquier ayuntamiento, como por ejemplo, el de Silla. Dentro de unos meses, el PP local propondrá una bajada de impuestos a nivel general, al menos, no gobiernan. Coincidirá con la aprobación de las ordenanzas fiscales y de los presupuestos del año 2023, año electoral para más señas. Y entonces, con discurso vehemente propondrá una bajada de impuestos que puede ir del 10 al 20 por ciento. Pero eso tiene sus consecuencias.
Así pues pasemos a un ejemplo práctico. En Silla para un recibo medio del IBI de 350 € una bajada del 15%, supondría unos 52 €. En principio parece mucho, ¿verdad? Un buen dinero que serviría para pagar el aumento de energía, combustibles, precios, etc. Pero la gran pregunta es ¿a qué renuncia el ciudadano cuando su ayuntamiento deja de ingresar 750.000 €, el 15% del IBI total? La respuesta no la encontraremos en los promedios, sino en los extremos. Sólo por poner un ejemplo, muy probablemente habría que renunciar a logros como las becas para material escolar, para transporte universitario o para guarderías, donde la corporación destina más de 100.000 €. Posiblemente habría que renunciar a hacer unas fiestas participativas y limitarse a lo básico, recortar las subvenciones a clubes y entidades locales, dejar de hacer inversiones, etc.
Aquellos con rentas altas, seguramente tendrán una bajada de más de 50 €, tal vez de 300 €, porque pagan más por el IBI de sus grandes casas. Pero son los mismos que llevan a sus hijos a colegios privados, tienen seguros médicos privados y si no tienen fiestas populares, se las pagan y las disfrutan. Es así de sencillo. Quien no disfruta de lo público, siempre pedirá que bajen los impuestos. Ahora el dilema es que, cuando tus impuestos, sumados y bien gestionados, hacen que tu sociedad sea mejor ¿de qué lado te vas a posicionar? El gran logro del estado del bienestar es que todos tenemos las mismas oportunidades. No te dejes engañar por los cantos de sirena de los pudientes. No quieren que seas como ellos, sólo quieren que hagas lo que les interese. Ese es el objetivo final, menos impuestos, menos estado del bienestar. En tu mano está decir no. Exige servicios públicos de calidad. Exige rigor en el uso de tus impuestos. Y sobre todo recuerda lo que vale una escuela privada, una sanidad privada, etc. Si todo fuera privado, enfocado a ganar dinero, ¿te lo podrías permitir?
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