Las redes sociales difunden imágenes de denuncia como ésta. El presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, anunciaba el martes el cierre de Canal 9 después de 24 años de existencia. La justificación: la sentencia del TSJ que anulaba el ERE por el que habían despedido a 1.000 de los 1.700 trabajadores de la televisión pública valenciana. Un durísimo golpe difícil de encajar, una decisión que duele especialmente porque en esta bendita tierra puede suceder cualquier cosa, que al final nadie va a la cárcel. Y eso es lo que exijo en primer lugar: que paguen con prisión todos aquellos -y son muchos- que han matado Canal 9 poco a poco, muy lentamente, con nocturnidad y alevosía, lo que debería considerarse un agravante a la hora de pudrirse entre rejas.
Mucho se ha escrito y se escribirá en las últimas y las próximas horas. Mucho ruido en los medios de comunicación y en las redes sociales, que echan humo en contra del cierre de Canal 9. Pero ya veréis como al final, después de la sacudida mediática, todo queda en nada. Es decir, nadie irá a la cárcel. Y así nos va a los valencianos. ¿Acaso ha pasado algo después de que hayan hundido las cajas valencianas, Bancaja y la CAM, y el Banco de Valencia? Mirad a Cataluña: laCaixa se ha mantenido, o el Banco de Sabadell, absorbiendo nuestras cajas y ofreciendo ya beneficios. Pues lo mismo va a suceder con Canal 9. Cierre. Mucha indignación. Y dentro de poco, todos disfrutando de las 'mascletaes', las Fallas, una horchatita en Daniel y una cenita en el Carmen o en la Malvarrosa.
Canal 9 comenzó en 1989 para promover la lengua y la cultura valencianas. Nació en tiempos del PSPV-PSOE de Joan Lerma y se fue creando una estructura que ya no dejaría jamás de crecer. Pero fue el PP el que aumentó la plantilla hasta cifras insostenibles. Canal 9 nunca llegó a emitir completamente en valenciano. La manipulación causaba vergüenza ajena, hasta acabar ahuyentando a la audiencia -últimamente se movía en cifras del 4-5%, por debajo de cualquier televisión pública autonómica, incluidas las de reciente creación-.
La deuda crecía y crecía al mismo nivel que los enchufados. ¡1.700 profesionales! Más que laSexta, Telecinco y Antena 3 juntas. ¿Para hacer qué mierda de programación? Hubo una época en que en Canal 9 hasta el último mono se limpiaba el culo con billetes de 500 euros. Había dinero para pagar dos millones de pesetas por programa en Tómbola a sus colaboradores. También para comprar los carísimos derechos del fútbol. Y para adquirir series y películas taquilleras americanas... ¡para emitirlas en castellano! Con dinero público, de todos los valencianos, se intentaba competir con las grandes cadenas privadas nacionales. Y para más inri, el despilfarro no se utilizó para potenciar la industria auodiovisual valenciana.
Qué pueblo el valenciano. Se reían de Joan Monleón porque a un puñado de intelectuales les parecía que su 'show' era una mierda. Pero al menos, era en valenciano. ''A guanyar diners, on estan, on estan? A guanyar diners...''. Fabra ha anunciado el cierre de Canal 9, pero nos quedan por leer dos noticias para que haya justicia: que ingresan en prisión tantísimas personas responsables de su hundimiento -la nefasta gestión de los dineros públicos debe llevar aparejada cárcel- (por cierto, ¿qué tienen que decir los que han planificado un ERE tumbado por ilegal, o acaso se hizo a conciencia buscando el fin último de la liquidación de la tele de todos los valencianos?) y que Canal 9 vuelve a abrir para convertirse en lo que debía ser y nunca llegó a ser: una televisión plural y en valenciano.
Primero fueron Bancaja, CAM y Banco de Valencia. Ahora Canal 9. Si los valencianos lo seguimos tolerando, ¿lo próximo qué será, la liquidación de la Generalitat Valenciana?
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