Las Hermanas Lara en el Instituto Buero Vallejo con David Montalvo, director del centro, y María Dolores García Castro, Profesora de Geografía e Historia y organizadora del acto académico. /EPDA La batalla de Guadalajara (marzo de 1937) fue reflejo de la competitividad por la innovación en lo relativo al armamento aéreo, carrera aeroespacial en la que paralelamente participaron las potencias enfrentadas durante la Segunda Guerra Mundial. "Sobre la piel del cielo, sobre sus precipicios, se remontan los hombres. ¿Quién ha impulsado el vuelo? Sonoros, derramados en aéreos ejercicios, raptan la piel del cielo".
Lo decía Miguel Hernández en "El vuelo de los hombres", ensalzando los viajes felices en contraste con el pavor suscitado por los explosivos. El retrato más conocido del poeta de Orihuela fue realizado por el dramaturgo guadalajareño Antonio Buero Vallejo durante su "estancia" en la prisión madrileña de Conde de Toreno. "Ya que no puedo ir de carne y hueso, iré de lápiz, o sea, dibujado por un compañero de fatigas, como verás, bastante bien. Se lo enseñarás al niño todos los días para que vaya conociéndome, y así no se extrañará cuando me vea", confesaba Miguel a su esposa Josefina el 4 de marzo de 1940, en una carta movida por la angustiosa preocupación de que su hijo lo recordara.
Esta primavera hemos tenido ocasión de recalar en espacios de Hernández y Buero mediante los viajes en tren que hemos realizado a Cartagena, a Villena y a Valencia a impartir conferencias, y el encuentro literario que organizaron con nosotras como historiadoras en el Instituto de Secundaria "Buero Vallejo" de la capital guadalajareña. Entre los obsequios con que nos agasajaron en tierras alicantinas, cabe citar el libro "Miguel Hernández en 48 estampas" (Amigos de Papel) compuesto por Pedro Villar e ilustrado por Pedro Villarejo en el que, al estilo de los pliegos de cordel, 48 viñetas ponen imagen a la voz poética. Se abre el libro con la máxima de Miguel Hernández: "Los gorriones son los niños del aire" y prosigue con dibujos veraces de Pedro Villarejo acerca del autor de "Perito en lunas", y las reflexiones líricas de Pedro Villar: "Y entre lectura y lectura la vida le hizo poeta entre los surcos del frío y mirar a las estrellas".
En Valencia, en la Universidad Católica adonde hemos estado como comité científico del Congreso Internacional de Historia Comarcal, antes de partir hacia Guadalajara para recalar en el Buero, evocábamos el poemario "Viento del pueblo", de Miguel Hernández, obra de 1937:
"Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran, me esparcen el corazón y me avientan la garganta".
Entre los regalos que nos dieron de recuerdo en el Instituto está la insignia de Buero, para lucir en la solapa. La entrega de las condecoraciones fue unos minutos antes de desplazarnos al escenario del Edificio San José, de la Diputación de Guadalajara, para pronunciar la lección sobre "Juana I, la reina cuerda" con motivo del Día de San Isidoro de Sevilla, el visigodo que ejerce de patrón de Filosofía y de las Letras. Pero del evento del Buero hablaremos en la próxima entrega de "Historia de dos maestras".
Realizando trabajo de campo sobre la Antropología de Villena (Alicante) con Pedro Villar, maestro nacido en Almansa y afincado en Villena, especializado en literatura infantil y en Miguel Hernández
Comparte la noticia
Categorías de la noticia