Estos días en Quart de Poblet hemos tenido una polémica que ha llenado redes, vídeos y conversaciones: la de los sofás.
La realidad es sencilla. El pleno del Ayuntamiento reservó, hace dos meses, 23.000 euros, de dinero sobrante de 2024, para comprar mobiliario para toda la casa consistorial que se tituló en el expediente como "Compra mobiliario alcaldía". Un dinero genérico que igual no se gasta al completo y que gestionará la alcaldesa, por ser mobiliario destinado a la Casa Consistorial. Desde mesas y sillas para despachos a estanterías para el archivo. Y si sobra dinero, que es lo lógico, se arrastrará el saldo para otros ejercicios.
Entre ese mobiliario, se anunció que se pretendía sustituir unos sofás que llevan 35 años de uso y la verdad, quedan fatal si alguien viene a visitarnos por su deplorable estado. El presupuesto, al final, asciende a 2.300 euros para dos piezas de tres plazas cada una. Como cualquier factura o contrato, cuando se compren, se podrá saber el coste y proveedor en la web municipal. De eso, entre otras cosas, me encargo como concejal: de velar porque se publiquen los gastos que se efectúan por contratos menores o mayores.
Igual sale alguien a decir que defiendo a la alcaldesa y esperarían que, estando en el mismo equipo de gobierno, para su disfrute personal, pidiera explicaciones de lo que no es más que una compra, que hecha con otra partida ordinaria, no habría trascendido, como tantos gastos. Pero la verdad es me quedo a gusto diciendo lo que es, lo que pasó y voté a favor.
Sí que critico a la alcaldesa y al que bautizó la partida en el expediente con el nombre de "compra mobiliario alcaldía" porque dejó una puerta abierta para el gamberrismo. También porque no tuvo picardía cuando preguntaron en el pleno. Puso de ejemplo para gastar con ese dinero, la de comprar unos sofás nuevos para quitar los que están viejos y roñosos. Error. Entre el público alguien recogió el guante para practicar demagogia barata. Y añado otra idea: si se grabaran los plenos y se colgaran para visionado público, no haría falta hacer vídeos explicando lo que hablaron allí los presentes, que fue realmente poco comparado con el cacau que se ha montado. Solo por eso vale la pena que se pueda ver la jugada repetida, como en el var del fútbol. Porque a falta de vídeo del pleno, el bulo ha hecho su trabajo: se ha querido hacer creer que esos 23.000 euros eran únicamente para sofás y la filtradora, además, explicó para una televisión que es dinero de la DANA. O sea, un bulo.
El problema de estos episodios es que apartan la atención de lo que de verdad importa. Mientras hablamos de sofás, hay familias o empresas que aún esperan ayudas por la DANA o cobrar del Consorcio de Seguros, un polígono industrial destrozado sin reparar, jóvenes sin vivienda asequible en un pueblo donde alquilar es imposible porque nadie de la Generalitat limita los precios, mayores que esperan meses para recibir la dependencia o ser valorados, el ruido constante del aeropuerto que quieren ampliar para más escarnio, un hospital que empieza a dar citas con plazos insoportables o un problema de civismo con basura fuera de los contenedores o enseres abandonados que ya veremos si lo arreglan los contenedores nuevos. Es en lo que teníamos que estar de verdad. Algunas cosas que dependen de la Generalitat y del gobierno del Estado. Pero nos distraen hablando de sofás. Pan y circo, decían los romanos.
Así funcionan los bulos: empiezan en un rincón, se exageran, se comparten… y aunque después se desmientan, ya han cumplido su función: distraer. Y muchas veces no salen de un vecino indignado, que tiene todo el derecho a opinar, sugerir o quejarse, sino de perfiles falsos o anónimos creados para aparentar ser voces vecinales reales. Perfiles que no dan la cara pero que intoxican el debate local, lo envenenan y generan divisiones. Son cobardes digitales: disparan y se esconden.
La política útil no se hace desde el sofá —ni literal ni metafóricamente— ni desde un perfil inventado en redes. Se hace escuchando, debatiendo a la cara y ocupándose de lo que de verdad importa y cambia la vida de la gente. Quart merece más verdad y menos ruido.
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