El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en la Vigilia Pascual del sábado
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en la Misa del Domingo de Pascua
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en la Misa del Domingo de Pascua
“Cristianos
seamos testigos en obras y palabra de la Resurrección de Jesús, que nos ha
traído la libertad, que algunas fuerzas dominantes nos han querido quitar, lo
que se ha reflejado en lo ocurrido en la catedral de Granada”,
dijo el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, en la conclusión de
su homilía de la Misa de la Vigilia Pascual celebrada el sábado
noche en la Catedral de Valencia, concelebrada con los obispos auxiliares
Javier Salinas y Vicente Juan, y parte del Cabildo Catedralicio, a puerta
cerrada por la situación crítica de la pandemia del coronavirus.
El prelado se estaba refiriendo a la entrada de fuerzas de la Policía
Nacional, de la Unidad Adscrita a la Junta de Andalucía (policía autonómica),
interrumpiendo los Oficios del Viernes Santo y desalojando a una veintena de
files que asistían al acto. El hecho ya fue contestado por el Arzobispado de
Granada al decir que el Decreto de Alarma, artículo 11, permitía los actos de
culto, guardándose las oportunas medidas de seguridad, y aforo.
La ceremonia de Valencia del Sábado Santo comenzó con la procesión breve
del Cirio Pascual portado por el canónigo Álvaro Almenar, quien el Jueves Santo
llevó el Santo Cáliz al altar mayor, siendo bendecido e incensado. El canónigo
tenor de la Catedral, Miguel Bou, cantó con su potente voz el Pregón Pascual.
Al entonarse el Gloria in excelsis Deo sonaron las campanillas de la
sacristía de la catedral, pero, al igual que el Jueves Santo, no fueron
volteadas las campanas de la torre Micalet, el icono clásico y típico de la
ciudad, dado el carácter íntimo e interno de la ceremonia. Los cantos fueron
los correspondientes a la Misa de angelis. De maestro de ceremonias actuó el
canónigo Juan Damián García. Proclamó el Evangelio, el canciller del
Arzobispado y canónigo, José Francisco Castelló.
En su homilía el prelado hizo una profunda, a la vez que sencilla,
hermenéutica del relato evangélico de la Resurrección de Jesús, la losa, el
sepulcro vacío, es el testigo de la Resurrección. “La muerte no tiene
dominio sobre Jesús, todo ha quedado inundado con la luz y claridad gozosas de Jesús. Esta es
la luz que puede llenar lo oscuro de este mundo. Este es el Evangelio que la
Iglesia recibe y mantiene. Sobre este Evangelio se edifica la Iglesia, sobre la
piedra removida del sepulcro, sobre la piedra angular. La Resurrección es la
última palabra”, dijo.
“Jesús es nuestra esperanza, la alegría, la certeza de nuestra
resurrección. Id a decirlo a Galilea, decirlo a los que no creen. Cristo o sólo
nos ha re velado la victoria de la vida sobre la muerte, sino que nos ha
asociado a su resurrección. Seamos testigos en obras y palabras de la
Resurrección.Se nos ha querido quitar la libertad de proclamar la Resurrección y ello se
ha reflejado en lo sucedido en la catedral de Granada. “
En la Oratio Fidelium se pidió por los fallecidos y enfermos por el
coronavirus y por el personal sanitario y todos los demás servidores de la
sociedad que luchan contra la pandemia de forma heroica. La Misa terminó con el
canto del Regina Coeli laetare.
Misa del Domingo de Pascua
El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio
Cañizares, en su homilía de la Misa del Domingo de Resurrección dijo que “a la cultura dominante le molesta estas
ideas tan claras. Quieren expulsar de la vida pública todo lo que no sea lucha
por el poder y el dinero. Ante ello, los
cristianos seguimos afirmando nuestra esperanza, somos testigos de la
Resurrección, y quisiéramos que todos los hombres participaran de nuestra
esperanza”.
En tiempos de coronavirus, la Misa del Domingo de
Resurrección fue también a puerta cerrada, sólo tuvieron opción a seguirla
aquellas personas que tenían ordenadores o teléfonos móviles sólo por el canal
Youtube de la catedral, pues, Tele 8 TV del Mediterráneo, el canal de
televisión autonómico de la Iglesia de
Valencia, extrañamente no conectó con el sistema streaming catedralicio, y en
el tiempo de la Misa se dedicó a emitir anuncios comerciales. Incomprensible
política de comunicación que lleva el Arzobispado y más en tiempos de epidemia.
Tras el canto de Laudes, comenzó la Misa, en la que
proclamó el Evangelio el canónigo celador del Santo Cáliz, Alvaro Almenar.
Pocos canónigos concelebraron, casi todos son muy mayores y están considerados
de riesgo. Acompañaban al prelado el
obispo auxiliar de Valencia, Javier Salinas, el deán de la catedral, Emilio
Aliaga, y el vicario general Vicente Fontestad.
Cañizares en su homilía dijo que “con la
Resurrección de Jesucristo se nos ha abierto una esperanza viva, la victoria de
Dos, la salvación de los hombres. Han sido rotas las cadenas de la muerte. Ha
inaugurado una nueva vida para la humanidad entera. Jesús con su Resurrección
nos ha abierto un camino que desemboca en Dios”.
El cardenal señaló que “a la cultura dominante le
molesta estas ideas tan claras. Quieren expulsar de la vida pública todo lo que
no sea lucha por el poder y el dinero.
Ante ello, los cristianos seguimos afirmando nuestra esperanza, somos
testigos de la Resurrección, y quisiéramos que todos los hombres participaran
de nuestra esperanza”.
“¿De qué nos serviría haber nacido, si no hubiésemos
sido rescatados por Jesucristo? De nada serviría la vida, si no hubiera sido enriquecida por el don de
Dios. Con que alegría la Iglesia entera
reconocemos que hemos sido salvados, qué
asombroso beneficio del amor de Dios, qué incomparable ternura la suya. Toda la
historia de la salvación de los hombres ha sido conducida por el amor de Dios
que no quiere que el hombre sucumba a la muerte”, subrayó.
“La misericordia de Dios arranca al hombre de su
honda miseria. Dios ha querido lavar a la humanidad. Dios se ha volcado sobre
el hombre, el pecado del hombre ha sido borrado, vencido. No tengamos miedo,
Cristo resucitado ha dado su verdadero sentido el hombre. No es un sueño, no es
una utopía, es un realismo evangélico. Los creyentes fundamos nuestra
concepción de la vida, de la historia, de la civilización, de la ciudad terrena
en Jesús resucitado. Aspiramos a los bienes del más allá, por eso nuestra
esperanza es inmensa que nada, que nada, ni nadie nos puede quitar”, afirmó Cañizares,
quien concluyó felicitando la Pascua de la Resurrección a todos. “Felices
Pascuas de Resurrección, tenemos que sentirnos enormemente dichosos, porque es
nuestra propia resurrección para la vida eterna”.
En la oración de los fieles se pidió por los difuntos,
enfermos y personal sanitario y demás servidores públicos afectados e
implicados en la lucha contra la pandemia del coronavirus. Al final se cantó el
Regina Coeli Laetare.
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