Jaime García
Es conocida por todos la existencia de homosexuales y lesbianas. Estos
señores y señoras tienen un sexo con el que su naturaleza no está de acuerdo.
Son hombres, pero quieren comportarse como mujeres. Son mujeres, pero desean
expresarse como hombres. En la vida política existen muchos que también
cambian de sexo. Políticamente, por educación y tradición, eran de derechas y
hoy se exhiben como si siempre hubiesen sido de izquierdas.
Tenemos un ejemplar significativo, el Sr. Berstringe, de Secretario
General de Alianza Popular, cambió su sexo político y se afilió, nada menos, que
al Partido Comunista de España. Los extremos se tocan. Este mundo de la
política es un baile de máscaras. Cada cual se disfraza de aquello que le
conviene. La derecha y la izquierda no son términos sustantivos, sino adjetivos.
Hoy en día algunos tienen complejo en llamarse de derecha. A la muerte
de Franco hubo desbandada. Muchísimos buscaron otros lares políticos,
abandonaron sus afectos franquistas, renunciaron al régimen que les dió
vivienda, comida, honores… y cambiaron su sexo político. Ahora se llaman socialistas
y progresistas. Lanzan insultos contra el régimen de Franco y denostan su
memoria histórica. Es curioso. Todos ellos comieron, bebieron, se cobijaron
agradablemente, se educaron en colegios de élite y católicos, disfrutaron de
los goces franquistas…. Y ahora, donde dije digo, digo Diego, han renunciado
a llamarse de “derechas”, han ocultado su historia y se han quitado el
crucifijo del pecho.
A Azaña no le gustaba la España histórica, la España realmente
existente, porque había demasiada corona, demasiado cura y demasiado coronel.
Le gustaba más bien una España con guillotina, donde se demoliera la corona,
se triturara el ejercito y una España no católica, mejor laica e incluso atea.
Ahora bajo otras formas y otros acentos algunos piensan lo mismo. No son
capaces de aceptar España tal cual es, la España histórica y verdadera, con sus
luces y sus sombras. La izquierda está insatisfecha. Sufre una patología
freudiana, herencia del marxismo. Pero la historia es como es, mal que les pese
a algunos.
Como una simple referencia voy a recordar a ciertos políticos que
gozaron del franquismo y hoy se definen de izquierdas y progresistas. Sólo voy
a hacer una lectura de sus nombres, dejando en el tintero a otros miles y
miles.
Recuerdo a Mariano F. Bermejo: su padre falangista y alcalde de
Franco; Zapatero, Fernández de la Vega, D. José Bono, Carmen Calvo, Pérez
Rubalcaba, Manuel Chaves, Leire Pajín, J.A. Griñán (su padre escolta de
Franco), Cándido Conde- Pompido, Cristina Almeida (su padre legionario y de
Falange Española), Elena Salgado y un montón más. Todos ellos son hoy de izquierdas
y progresistas, pero en sus tiempos de joven cantaron el Cara al Sol y gritaron
¡Viva Franco! Hoy se han colocado otro disfraz y han logrado triunfar en la
vida política. No se extrañen de nada.
Ciertos políticos tienen a mano muchas máscaras e irán cubriendo su
rostro de acuerdo con sus conveniencias. Detrás de una máscara se sienten
libres y propician acciones no realizables a cara descubierta. Es fácil perder
la vergüenza del pasado. Aquí estamos todos curados de espanto. La vida
política sigue y sigue su baile de máscaras
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