El campanario de Pina de Montalgrao tiene uno de los conjuntos más interesantes de la comarca Cuatro campanas de la comarca del Palancia figuran en el expediente
incoado por la Conselleria de Educación, Investigación, Cultura y Deporte para
la declaración de Bien de Interés Cultural de un conjunto de 70 campanas
góticas valencianas.
Entre ellas se encuentra
la campana de cuartos de la parroquia de San Miguel Arcángel de Soneja, datada
hacia 1250. Es la más antigua de la diócesis de Segorbe - Castellón,
una de las tres con mayor antigüedad de la Comunidad Valenciana y también una entre
las cinco más antiguas de España. Soneja está también presente en
ese catálogo con una segunda campana. Se encuentra en el mismo campanario, es
de volteo y la “pequeña”, se llama María y está datada en torno a 1550.
También
tiene la denominación de María la campana “grande” de la iglesia de San Salvador
de Pina de Montalgrao, fundida en torno al año 1475. Y por último también aparece
en el listado la campana de las horas de la Catedral de Segorbe. Se fundió en
1659 y pesa 579 kilos y se ha venido denominando como Ave María. Tiene el
interés de ser la última campana que utiliza epigrafía gótica a nivel nacional.
Las setenta campanas
catalogadas son magníficas piezas de bronce, con bellas inscripciones y
relieves góticos, que han sobrevivido al uso para el que fueron concebidas, y
que numerosas veces es la causa de su rotura y desaparición en décadas
recientes. Con este expediente, se inicia el proceso de su protección con la
figura de bien mueble de interés cultural a favor de las campanas más antiguas
de la Comunidad Valenciana, ya que como indica nuestra ley, este conjunto de
campanas presentan características singulares y relevancia para el patrimonio
cultural de nuestro territorio.
Las campanas son el
único instrumento musical que apenas varía de sonido a lo largo de los siglos.
Cualquier cambio (de yugo, de badajo o incluso de ubicación en la torre)
modifica su sonoridad y puede poner en peligro la misma existencia de la
campana. Por ello deben tratarse con extremo cuidado las campanas antiguas,
especialmente las anteriores al siglo XVII, aún bastante abundantes en nuestro
territorio.
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