Pere Valenciano. FOTO QUILES Hace 16 años comencé a trabajar como periodista y durante este tiempo he estado en Las Provincias, donde he sido
delegado en Xàtiva, redactor en política y delegado en Sagunto, entre otras responsabilidades; director de Tele 7 Calderona y desde diciembre de 2010 director de El Periódico de Aquí. En este tiempo he entrevistado a todo tipo de personas y habré publicado cientos, si no miles de artículos. He comido con personajes de lo más variopinto y en la televisión llegué a entrevistar a políticos de primera línea, como el actual presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el coordinador general de IU, Cayo Lara, o al actual ministro de Exteriores, en sus respectivos despachos de
Madrid y Valencia.
En 16 años de trabajo ininterrumpidamente como periodista, hay montones de anécdotas en cada una de las etapas
de mi vida profesional. La mayoría positivas y divertidas y alguna que otra más desagradable. En los últimos tiempos, por ejemplo, no fue sencillo que una alcaldesa fuera al director de Las Provincias a pedir mi cabeza, simplemente porque no le gustaba la línea editorial del periódico, por resumir, o la lenta agonía de Tele 7, que acabó cerrando en Sagunto pese a que habíamos conseguido aumentar más de un 30% la facturación publicitaria en un año de crisis como el 2009, pero el grupo autonómico acabó hundiéndose y nos arrastró. Este episodio fue muy doloroso. Pero sin golpes así en la vida no se avanza, aprende y se mejora.
Esta profesión es muy bonita, pero también muy compleja, absorbente, durísima. Los periodistas tenemos la obligación de trasladar al lector información veraz, plural y objetiva. Sin periodismo libre e independiente no hay democracia. Y yo me tomo muy en serio la importancia de esta máxima del periodismo, pues de no ser así hace tiempo que me hubiese dedicado a otra cosa.
Les cuento todo esto porque llevo publicando bastantes meses informaciones que cuentan como protagonista con el secretario municipal de Canet d’En Berenguer o asuntos municipales varios, que no han sido de su agrado, informaciones que ya forman parte de la hemeroteca y que están muy bien documentadas. Tras las cuales he recibido: dos vetos informativos por parte del Ayuntamiento de Canet, aunque después han dado marcha atrás; el castigo de la eliminación de la inversión publicitaria en este medio; el secretario municipal se ha despachado a gusto con artículos contra mi persona impropios, en el fondo y la forma, de una persona de su categoría laboral, donde desliza insultos e insinuaciones más propias de Sálvame, a los que por cierto no he respondido ni lo haré a través de El Periódico de Aquí ni del que él forma parte; me han dedicado noticias como si yo fuera el protagonista de nada, por supuesto sin dar mi versión, con una manipulación absoluta; y tengo que soportar, por último, anuncios de querellas a las
que responderé con firmeza porque todo lo publicado está bien documentado -por cierto, cualquier ciudadano de Canet que lo desee puede tener acceso a ella-.
¿Y todo esto por qué será? Pues, desde luego, no es como se intenta decir para desviar la atención por cuestiones personales ni manías persecutorias. Es mucho más sencillo. Lo que sucede es que quienes reconocen públicamente que en tiempos de Franco ya existía la democracia, desconocen lo que es la democracia en realidad, así como
tampoco saben lo que es la libertad de expresión y el derecho a la información veraz, libre e independiente. Pero a ellos les digo: Los ciudadanos del Camp de Morvedre, en general, y los de Canet, en particular, tienen el derecho a conocer lo que la oficialidad no quiere que se sepa.
Y recuerden, sin periodismo libre e independiente no habríamos sabido de las cuentas de Bárcenas, de los ERE de
Andalucía o del saqueo de Marbella. Por poner algunos ejemplos.
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