Después de leer la entrevista efectuada por el director de este periódico al secretario municipal del Ayuntamiento de Canet, D. José Antonio Sancho Sempere, no ha dejado de sorprenderme el desparpajo e incontinencia verbal de este ilustre funcionario para responder a las preguntas de Pere Valenciano. Así como igualmente no ha dejado de sorprenderme, cuando en la misma entrevista se ha negado “sinuosamente” a estas alturas mi condición de periodista y abogado. “Insinuación” más propia de los ampulosos y ególatras “soplagaitas” de turno, presos de la ira y el cabreo, que de personas normales con dos dedos de frente.
Tanto mi formación académica como mi trayectoria profesional están más que avaladas por los muchos lustros de ejercicio periodístico, tanto nacional como internacional. Así como por una intachable trayectoria como abogado. Para que a estas alturas, el “tonto del haba” de turno, venga a tocarme los “cataplines” con este tipo de coplas. Pero ante la viejas y cobardes tácticas de la insinuación o la anónima “calumnia, calumnia que algo queda”, lo que hay que seguir haciendo es dar la cara, con firma y foto incluida, en el sagrado ejercicio del derecho a la información.
Yo entiendo, como no podía ser de otra manera, el enfado de D. José Antonio, al ver cómo, día a día, El Periódico de Aquí le ha venido desmontando su particular “chiringuito”, anunciando por adelantado el resultado de unos exámenes más cantados que una ópera de la Caballé. Y es que debe de ser muy “jodido” para un figura del “toreo municipal”, que viene creyéndose faro y luz de toda la ciencia jurídica del mundo mundial, que unos vulgares e iletrados “plumillas y juntaletras” como nosotros, le hayan jorobado sus calculados fines en esa su casa, como es el Ayuntamiento de Canet. Casa, donde se considera el dueño y señor, con derecho, incluso, a cama y habitación, según lo ha manifestado él mismo. Vamos, que no se ha montado un apartamento con todos los servicios en el interior del Ayuntamiento, con derecho a sustento, cama, cocina, jacuzzi y sirvienta, quizás porque la idea aún no le ha pasado por la cabeza. Y conste que no seré yo quien lo critique en este aspecto. ¡Dios me libre! Hace tiempo que aprendí que doctores tiene la iglesia. Máxime, cuando es el pueblo de Canet a través de su Corporación, quien debiera de haber puesto coto y freno a los caprichos y genialidades de este aprendiz de Maquiavelo de la municipalidad. Muy lejos de la Florencia de los Medicis, pero más cerca de los cachondos sainetes de los hermanos Quintero. Ahora bien, si con estos niveles de seriedad institucional el pueblo de Canet es feliz, yo más. ¡Enhorabuena!
Respecto al archivo de las denuncias presentadas ante la Fiscalía, referenciadas así por el Sr Sancho en su entrevista, solamente diré aquí y ahora, con firma y foto incluida, (no como hacen otros “valientes”) que efectivamente he presentado, no 30 denuncias como exageradamente se ha dicho, pero sí varias denuncias por presuntos delitos contra los intereses generales. Denuncias admitidas y acumuladas en este momento, en dos causas seguidas en fase instrucción en los Juzgados de Masamagrell. Donde, por cierto, el Sr Sancho está citado para declarar.
En otro orden de asuntos, a todos aquellos que me acusan de querulante u obseso por las denuncias, les diría que siguiendo lo establecido en el Estatuto del Periodista Profesional y el Código Deontológico de la FAPE, a la cual pertenezco, como periodista simplemente me he planteado como un deber ciudadano, el poner siempre en conocimiento puntual de la Justicia, toda información o conocimiento de unos hechos que pudieran constituir un presunto delito. Cosa que seguiré haciendo, a pesar del “cabreo” de toda esa legión de sátrapas (según el catedrático Sandro Di Carpio, personas sin vergüenza que se aprovechan de todo para lograr poder y dinero) y leguleyos (según Paolo Fachetti, profesor de la universidad de Bolonia, abogaduchos que dicen saber más de lo que saben a través de sus “latinajos”) que, al amparo de las instituciones que representan, pretenden seguir haciendo su “agosto” a cuenta de los intereses generales de sus pueblos y ciudadanos. Y conste que digo esto generalizando, y por supuesto que sin ánimo de querer señalar ni acusar específicamente a nadie. ¡Faltaría más! Y es que como en cierta ocasión dijo el Nobel José Saramago: “No hay cosa peor que ponerle a un tonto una gorra de plato para que se crea un general”. Y eso es lo que les pasa a mas de un sátrapa de los que deambulan por nuestro entorno.
Esta profesión nuestra lleva consigo el llamado secreto profesional. Por eso siempre valemos más por lo que callamos que por lo que contamos o informamos. Causa efecto de esa ingente cantidad de material comprometido en los ámbitos personal y público: documentos, fotos, grabaciones etc, que frecuentemente suele llegar a nuestras manos a través de los llamados “amigos con mala leche”.
Para acabar, me gustaría recordar que no soy yo el que presenta facturas millonarias al ayuntamiento de la Pobla de Farnals 5 días antes de tomar posesión como Interventor del mismo, siendo alcaldesa Dña Natividad García. Ahora, finalista y opositora a una plaza de Técnico de Gestión del Ayuntamiento de Canet.
No soy yo el que cierra los ojos como Interventor ante la libre disposición para gasto corriente de los fondos del Patrimonio Municipal del Suelo- PMS. Fondos tasados y limitados por la Ley, en cuanto a su disposición.
No soy yo el que va negando relaciones de “amistad personal” con alguna que otra opositora, cuando se le ha visto en innumerables ocasiones, de sonriente, pulcro y feliz acompañante, luciendo palmito, tirantes y hasta flores en el ojal, como dice la canción. Todo ello, a la vista de magníficas instantáneas fechadas.
No soy yo el que ahora, sin ningún sonrojo, va negando su vinculación directa con una cierta y denominada academia de juristas o algo así, que ha facturado hasta 60.000 euros al Ayuntamiento de la Pobla de Farnals, por servicios aún desconocidos. Academia, sin profesores ni pupitres, domiciliada en el mismo inmueble de “cierta” empresa, cuyo amo y señor es de todos conocido. Local, donde por cierto, igualmente, ejercía como abogada la por entonces alcaldesa, Natividad García. Qué casualidad.
No soy yo, el que en la puerta del hotel Florazar de Masalfasar le ofreció 1.500 euros al mes para su “compra” como colaborador del gobierno municipal de la Pobla de Farnals, a un por entonces magnífico periodista de La Gaceta (ahora no tanto). Intentando trasgredir así el apartado 9º del Código Deontológico del Estatuto del Periodista Profesional, que dice: “No aceptar nunca retribuciones o gratificaciones de terceros para promover, orientar, influir o publicar informaciones u opiniones”. Y digo esto, porque al periodista que por entonces se quiso comprar fui yo. Y que, por supuesto, como diría el maestro Cela, mandé a tomar por donde amargan los pepinos, con perdón, al “comprador” de turno que todos tenemos en mente.
Y así un largo etc., documentalmente apoyado, que de salir a la luz a más de uno se le caería la cara de vergüenza. Por tanto, como diría mi abuela Petro: “a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Pero ojito con lo que a partir de ahora se escribe, se dice, se comenta o insinúa, porque a donde menos se espera uno, le puede saltar la cinta grabada, la foto o el documento escrito. ¡Onda pesquera, aviso a los navegantes! Amén.
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