¿Pocos muchos o muchos pocos? Yo me quedo con lo segundo. Diversificar también es un arte que implica trabajo, no acomodarse, esfuerzo, y disciplina. Sobre todo, esta última, porque generalmente somos mucho de “siempre lo hemos hecho así”, si me ha ido bien hasta ahora ¿por qué voy a cambiar?, no me “compliques la vida”, no me líes yo no entiendo ni quiero entender, o lo que es peor, si esto es lo que más me rinde pues todo el dinero ahí (así sin más). Cómo esto ha ido bien siempre tiene que funcionar. Tendemos mucho a “simplificar” a tomar atajos y a continuar con nuestras rutinas, porque resulta más cómodo para nuestra mente y porque al final somos “animales” de costumbres.
Según el diccionario, diversificar es “elegir varias opciones en lugar de una sola y, si hablamos de inversiones, significa dividir los recursos disponibles para asignar cada parte a activos diferentes”. También se la define como introducir diversidad ahí donde había uniformidad, y si vamos al origen etimológico nos habla de di (separación múltiple), vertere (dar giro en dirección opuesta, alejarse) y facere (hacer).
Ahí está la clave de lo que yo quería hablaros hoy. Diversificar no es repartir entre muchas opciones sin más. No, eso no es. Las opciones tienen que estar opuestas o tienen que tener poca relación entre unas y otras. Y este último concepto me sirve para sacar a “colación” el término del que quería hablaros: CORRELACIÓN o DESCORRELACIÓN que sería lo opuesto.
La correlación entre activos es una medida estadística que nos permite conocer la relación positiva, negativa o nula que existe del movimiento de precios entre dos o más activos. Los más viejos del lugar recodaréis a los humoristas Tip y Coll cuando decían: “sube la bolsa, baja el pescado”. Nunca entendí de pequeño la relación entre ambos eventos, ya que en realidad no había que entenderlo, era una forma sarcástica del contrapunto que ellos mismos suponían trabajando juntos, siendo de ideologías contrarias. A veces, nos puede parecer absurda la conexión entre dos hechos sin aparente relación pero que se comportan de manera contraria con una recurrencia aplastante. Este sería el hecho destacable, que no se trata de entender sino de utilizarlo a nuestro favor como una herramienta poderosa.
En un mundo en que la tecnología y la información en tiempo real lo inunda todo es muy fácil tener información respecto a la correlación entre los diversos activos de inversión. Y como esta evoluciona a lo largo del tiempo.
De hecho, los gestores de los diferentes instrumentos de inversión colectiva son conscientes de ello, y un buen profesional va a aplicar esta importante herramienta como un puntal básico de la gestión patrimonial.
Siempre he defendido en estos artículos “racionalizar nuestras decisiones” y con ello aprovecharnos de los momentos irracionales del mercado, ya que el conjunto de la masa se deja influir por lo emocional, sobre todo en el corto plazo, y eso provoca desviaciones respecto a una valoración razonable de los activos.
Pues bien, la diversificación, bien aplicada, es otra herramienta fundamental, que nos va a ayudar a la toma de decisiones en nuestras inversiones y proteger nuestros ahorros conseguidos con tanto esfuerzo.
Querido lector, como siempre te recuerdo, ten curiosidad, estudia, pregunta y preocúpate por adquirir la mayor cultura financiera posible.
Concluyendo con un ejemplo, supongamos que los huevos son nuestros ahorros y las cestas las diferentes formas de invertirlo. Lo importante es la cesta que elijas para protegerlos.
¿Comprarías cestas iguales? Si una demuestra que no protegió bien tu huevo, correrán el mismo peligro el resto de los huevos y podrías perderlo todo. Y tú ¿cuántas cestas tienes? ¿no serán todas iguales?¡Sabio el refranero español!
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