Este sitio web utiliza cookies, además de servir para obtener datos estadísticos de la navegación de sus
usuarios y mejorar su experiencia de como usuario. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su
uso.
Puedes cambiar la configuración u obtener más información en nuestra política de cookies pulsando aquí.
Estaba claro. Se veía venir. Algunos se lo habíamos advertido, en público y en privado. El Partido Socialista ha decidido expulsar a Manolo Carbó del partido y, por tanto, ni encabezará la candidatura socialista de Sagunto, ni podrá convertirse en un referente orgánico el día después de las elecciones, salvo que inicie una carrera de recursos en los órganos competentes y éstos los atiendan.Mientras tanto, él está fuera del partido y no podrá cumplir su sueño de emular a su padre y ser alcalde de su pueblo.Carbó alcanzó un día la secretaría general del PSPV de Sagunto con la ayuda de Paco Crispín y Miguel García. Protagonizó desencuentros con el grupo municipal. Gloria Calero, entonces portavoz, no paró hasta que se salió con la suya y la ejecutiva regional, con gran torpeza, decidió suprimir la legítima dirección local y crear una gestora para superar las divisiones internas y el enfrentamiento entre grupo y dirección.La operación fue un desastre y un fracaso, porque un año después el partido se encuentra: sin ejecutiva local, con un candidato que perdió las primarias y con la expulsión de una persona que también jugó mal sus cartas en la recta final.Manolo Carbó, muy mal asesorado, se había dejado dirigir por un grupo molesto con la disolución de la ejecutiva y más todavía por no colocarse ninguno en la candidatura. Si tenían parte de razón, la dilapidaron en los últimos meses, cuando abundaron más los comunicados de prensa cuestionando a todos los órganos del partido, que el trabajo de cara a las elecciones.Y, al final, en un partido se perdona casi todo, menos la deslealtad pública.