Cada cuatro años los Partidos Políticos envían al pueblo español
su carta de reyes. Cada Partido promete lo que cree más interesante,
a fin de conseguir el voto. Unos ofrecen bajar los impuestos, el
paro, mejorar la educación, la sanidad, reformar la Constitución,
derogar la actual Ley de la Educación, obligar a la Iglesia que
pague impuesto de sus propiedades, eliminar la Ley de Seguridad
Ciudadana, la Ley de la Reforma Laboral. Unos ofrecen "una nueva
transición" (Sr. Ribera), otros un nuevo cambio" (Sr.
Pedro Sánchez)...En esta carta es costumbre culpar al actual
Gobierno de todos los platos rotos y tirar a su Presidente a la
piscina. Hay que prometer felicidad y meter la alegría en el ánimo
de los votantes. Siempre he pensado que revolcarse en el fango no es
la mejor manera de limpiarse. Obras son amores y no buenas razones.
El pueblo es inteligente y sabe distinguir las voces de los ecos.
Sabe que más vale pájaro en mano que ciento volando. Los políticos
creen que donde no hay harina, todo es mohina y que todo ser
hambriento sueña con el trigo. Ignoran que no sólo de pan vive el
hombre.
Los filósofos dicen que la esencia de una promesa reside en que
puede ser incumplida, de lo contrario no sería promesa. Tal vez por
ello algunos de nuestros políticos no juran la Constitución al
ocupar un cargo, tan sólo prometen. Saben que las promesas se las
lleva el viento y que las palabras vuelan y sólo los hechos
permanecen.
El pueblo va conociendo la matrícula de ciertos partidos. Prometer
es muy fácil. Algunos ofrecen el cielo en la tierra y el sol en la
noche. Saben que de ilusión también se vive y, por ello alegran e
ilusionan con sus cartas de reyes .En su libro VII de la República,
Platón nos ofrece el Mito de la Caverna. Nos dice que el hombre
vivía en el fondo de una gran caverna. Para la gente de la caverna
la única realidad es la que ellos observaban
directamente..Desconocen que exista otra. Uno de ellos logra salir de
la caverna, contempla la hermosa realidad y se percata del terrible
error de sus compañeros. Torna a la caverna y comunica emocionado
dicho descubrimiento. Sus compañeros le tratan de chalado, le
insultan e intentan golpearle. Sabemos que la gente tiende siempre a
defender sus ideas y su tendencia es considerarlas justas y
verdaderas. El Mito es toda una lección. El desconocimiento de la
verdadera realidad es vivir en la ignorancia. Los que han gobernado
han visto y conocen la sutileza de los problemas, son más parcos en
sus apreciaciones y hablan de la realidad con mesura. Los que no
conocen más que las sombras de la caverna, disponen de una realidad
precocinada a la que se agarran con fuerza. No han conocido aún la
auténtica realidad .La falta de experiencia es como una niebla que
encubre su vista.
En la carta a los Reyes Magos de los políticos hay una oferta
mágica. Lo que todos deben tener muy en cuenta es que la educación
jamás debe ser un lavado de cerebro; que el credo religioso merece
nuestro respeto; que el Estado no debe ser un hotel al servicio del
ciudadano para hacerles la vida fácil y agradable; que la sociedad
jamás será igualitaria; nunca prometer e ilusionar en falso. Las
críticas acervas, al contrario, jamás son tomadas como verdad.
Sabemos que del dicho al hecho existe un gran trecho y que la moneda
falsa circula gracias a la buena. Los que critican con ira más se
vengan que castigan
Para que algo sea realmente posible es menester que sea composible,
esto es, que pueda conectarse con el resto de la realidad. El pueblo
debe preguntarse si aquello que nos prometen es o no es posible o
simplemente es un mero catálogo de deseos. Hoy existe, por
desgracia, un cierto bobarismo político en ciertos políticos, que
imaginan ser lo que realmente no son. Los hechos ridiculizan muchas
veces los discursos. La verdad es la verdad dígala Agamenón o su
porquero. La verdad no nace de la juventud, ni de la hermosura, ni de
los mítines fogosos, más bien se asienta en la experiencia y en el
juicio. Los hechos arremeten siempre contra los discursos. Los
mítines son sólo estrategias estudiadas, que exhiben más deseos
que realidades-Nunca es posible hacer una tortilla sin huevos, ni
convertir una alcantarilla en un amazonas. Algunos hacen política de
cacerolas: mucho ruido y pocas nueces. Sabemos que la buena política
no es la que habla mucho, la que busca ansiosa los periódicos, sino
la que hace mucho: Obras son amores y no buenas razones. Jamás
encontraremos la buena política alrededor de 105 charcos, buscando
gusanos y larvas.
Desde hace algún tiempo la gente ha dejado de interesarse por las
ideas y vota por la gestión. Hoy no creemos en las ideologías, sino
en las soluciones pegadas a la piel de la realidad.
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