Pedro Sánchez. EFECarta abierta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez
Sr. presidente:
Le escribo con profundo respeto institucional, pero también con una firmeza que nace de la indignación de miles de valencianos que hemos visto, una vez más, cómo el Estado español ha fallado estrepitosamente en su deber de protegernos, prevenir desastres y socorrernos con diligencia.
La DANA que asoló la provincia de Valencia el 29 de octubre de 2024 no fue una sorpresa. Los fenómenos extremos asociados al cambio climático son ya habituales y, por tanto, previsibles. No es la primera vez que la geografía de esta tierra sufre lluvias torrenciales con consecuencias dramáticas. Lo sabían ustedes, lo sabíamos todos. Sin embargo, lo ocurrido ha vuelto a evidenciar una alarmante negligencia preventiva y una lentitud institucional inadmisible por parte del Gobierno central. Había informes técnicos que advertían de lo que podía ocurrir que, de haberse ejecutado en tiempo y forma, no estaríamos lamentando 228 fallecidos y un destrozo económico y social de lentísima recuperación.
Durante días, mientras los vecinos se enfrentaban al agua con cubos y con sus propias manos, no llegó un solo recurso estatal relevante. Pasaron más de siete días hasta que se activaron canales de ayuda internacionales como el Centro Euroatlántico de Coordinación de Respuesta ante Desastres de la OTAN. ¿Cómo es posible que el país que presume de estar en la vanguardia europea en derechos y política internacional no haya sido capaz de movilizar en 48 horas una respuesta técnica robusta y coordinada?
¿Por qué, señor presidente, el Estado español tardó tanto en reaccionar?
Mientras usted visitaba zonas afectadas una semana después, los damnificados ya dormían en colchones mojados, sin luz, sin agua potable, sin consuelo. Se agradece la imagen, pero los valencianos no necesitan una visita simbólica que, además, supo a muy poco, sino necesitan respuestas efectivas, rápidas y coordinadas. Le agradezco que venga, pero viene tarde y espero que lo haga con medidas concretas, que paso a reclamarle educada pero taxativamente.
El paquete de ayudas anunciado —aunque cuantioso en cifras— no compensa el sufrimiento causado por la desidia administrativa. Las promesas se agolpan en ruedas de prensa, pero la ejecución real sigue estancada en los laberintos burocráticos de los ministerios y delegaciones del Gobierno. Muchos alcaldes y concejales de municipios arrasados han denunciado públicamente que siguen esperando más allá de los recursos transferidos, personal técnico cualificado y medios suficientes para abordar tareas de emergencia que, a estas alturas, ya deberían estar resueltas. Falta coordinación, cada alcalde y alcaldesa hacen lo que pueden, con la horrible lentitud burocrática, el desconocimiento y la falta de medios técnicos y humanos.
Pero el mal no es solo la lentitud. El mal viene de más atrás: de la falta estructural de prevención y planificación. Ni los sistemas de alerta estuvieron a la altura, ni las infraestructuras básicas (barrancos canalizados, drenajes urbanos, cauces de ríos) se habían reforzado como se viene reclamando desde hace años.
Aquí es donde entra la crítica más dolorosa y más real: el Estado no ha estado a la altura de su responsabilidad histórica y técnica. Ha mirado hacia otro lado ante un territorio vulnerable, y cuando el desastre ha llegado, ha respondido tarde, mal y a regañadientes. Como si esto fuera un problema menor, o local. Como si ser periféricos nos hiciera prescindibles.
Los artículos publicados en la sección El Picudo de El Periódico de Aquí han puesto el dedo en la llaga: la reconstrucción no puede quedar en manos de titulares de prensa. El Gobierno de España debe asumir su papel, no como benefactor generoso, sino como parte responsable de una omisión gravísima en su deber de prevención y protección civil.
No estamos pidiendo caridad, señor presidente. Estamos exigiendo justicia territorial, justicia climática y justicia administrativa. Los valencianos no queremos ser ciudadanos de segunda. No queremos que Madrid nos recuerde solo cuando toca sacar fotos en las riadas. Queremos una respuesta de Estado, con dignidad, proporcionalidad y recursos reales.
Asimismo, es urgente que se deje de lado de una vez por todas la lucha partidista que ha contaminado históricamente la relación entre el Gobierno central y la Generalitat Valenciana, sea cual sea el signo político de quienes la encabecen en cada momento. La justicia está haciendo su trabajo, pero la tragedia provocada por la DANA no distingue entre votantes ni territorios: afecta a valencianos de todas las ideologías, clases sociales y rincones de esta tierra. Por eso, exigimos una coordinación real, leal y fluida entre el Gobierno de España y el Gobierno valenciano, basada en la corresponsabilidad, el respeto institucional y el objetivo compartido de reconstruir y prevenir. Esta emergencia no puede convertirse en un campo de batalla política ni en un escaparate de reproches cruzados. Ya hemos visto —y sufrido— demasiadas veces cómo las rivalidades entre administraciones derivan en parálisis, duplicidades, o directamente en el abandono de las soluciones más eficaces. No se trata de quién se cuelga la medalla, sino de que las ayudas lleguen, las infraestructuras se ejecuten, y las personas sientan que no están solas. Le pedimos que impulse, con carácter inmediato, una mesa técnica mixta entre ambos gobiernos, con presencia de técnicos, alcaldes y expertos, que trabaje al margen de las cámaras de televisión y se centre en lo urgente y lo importante. Hay un momento para la política, pero también hay un momento —como este— en que solo cabe la responsabilidad. No hay reconstrucción verdadera si no hay cooperación institucional. Ni habrá confianza en los gobernantes mientras sigamos presenciando cómo los intereses de partido están por encima del interés de las personas. La DANA exige unidad, seriedad y un compromiso real con la gente. Todo lo demás sobra.
Por todo ello, le trasladamos diez peticiones urgentes y concretas, que esperamos no solo sean escuchadas, sino atendidas con la celeridad que exigen la ley, la ética y la memoria de los 228 fallecidos:
1. Transferencia inmediata de fondos extraordinarios a ayuntamientos y diputaciones afectados, sin intermediarios ni bloqueos burocráticos. Hace falta más dinero y, sobre todo, un plan y una coordinación.
2. Despliegue de medios humanos y técnicos del Estado (UME, técnicos hidráulicos, personal sanitario y de protección civil) en los municipios que siguen en emergencia.
3. Creación de una oficina estatal de coordinación post-DANA ubicada en la Comunitat Valenciana, con presencia permanente y presupuesto propio.
4. Financiación íntegra del Plan de Reconstrucción con fondos estatales y europeos, cubriendo viviendas, servicios básicos, infraestructuras, transporte y patrimonio dañado. La Unión Europea debe involucrarse y dar dinero, mucho dinero.
5. Implantación urgente de un sistema nacional de alerta climática avanzada, conectado con AEMET, Protección Civil y los servicios municipales. Fallaron muchos estamentos.
6. Desarrollo y ejecución de un Plan Nacional de Infraestructuras Resilientes con especial atención al arco mediterráneo, históricamente más afectado por DANAs y gotas frías.
7. Indemnizaciones automáticas y sin retraso para autónomos, pequeños empresarios, agricultores y familias con viviendas devastadas. Todavía hay miles de personas, vecinos, autónomos, empresarios, esperando indemnizaciones para rehacer sus vidas.
8. Convocatoria de una Conferencia Sectorial de Emergencias y Cambio Climático, con participación de comunidades autónomas, municipios y expertos independientes.
9. Revisión del modelo de consorcio de seguros, para que cubra con eficacia y rapidez los daños provocados por catástrofes naturales sin exclusiones ni retrasos.
10. Un compromiso político firme y verificable de que, en futuras catástrofes, la respuesta del Gobierno de España será inmediata, planificada y sin partidismos.
Señor presidente: el tiempo de las excusas ha pasado. La lealtad institucional no es ciega, ni sumisa. Es firme, pero exigente. Y hoy, desde esta tierra que tanto aporta y tan poco recibe -¡la peor financiada de España!-, le decimos alto y claro: España no puede mirar hacia otro lado cuando la tragedia arrasa nuestras vidas. Esperamos de usted hechos, no más palabras. ¡7 meses después!
Atentamente,
Pere Valenciano de la Fuente
Fundador y presidente del Grupo El Periódico de Aquí
Comparte la noticia
Categorías de la noticia