Rafael Escrig.
Este año de 2015,
los aficionados a los toros, los taurinos, dicen que Castellón será el
epicentro de la tauromaquia mundial, porque es muy posible que los festejos
taurinos sean proclamados BIC por el consell de cultura* de la Generalitat
Valenciana. BIC, por si no lo saben, son las siglas de Bien de Interés
Cultural.
El presidente de la
federación de peñas* habla de orgullo, de reivindicación histórica, de
reivindicar lo nuestro (de ellos), de que los festejos taurinos van a
significar más seguridad para las personas ¡e incluso para los animales! ¿Qué
les parece esto? Por otra parte, el conseller de gobernación* Luis Santamaría,
habla de nuestras señas de identidad y de idiosincrasia.
No hace mucho tiempo ya escribí
en este mismo periódico lo que me parecía todo esto. Me refería entonces a
esas llamadas “tradiciones”, lo que el señor Santamaría llama idiosincrasia de
un pueblo. Me refería a lo que suponen esos miles de festejos al año en
pérdidas de vidas y cientos de heridos -supongo que unos y otros también
estarán muy orgullosos de que un noble animal como es el toro, les haya
atravesado con sus defensas-. Vuelvo a recordar ahora que este año pasado han
sido 3 muertes y 609 heridos, y para los que
gusten de estadísticas les diré que en los últimos siete años fueron 22
muertos y 4.527 heridos. Pero ya sabemos lo que dice el refrán: “Sarna con
gusto, no pica”.
Lo de la protección
a los animales es algo que en las “señas de identidad” de nuestros pueblos,
está tan escondido, que es algo así como pretender convertir al cristianismo a
un islamista. ¡Tiempo perdido! Estoy en contra totalmente de la mal llamada
“fiesta nacional”. Estoy totalmente en contra de esos “festejos taurinos”
eufemismo de hacer sufrir a un animal de la manera más irracional posible.
Viene a mi memoria
la persona de Eugenio Noel, republicano, escritor y antitaurino. Un madrileño
de entresiglos, epígono de la Generación del 98. Eugenio Noel, cuando daba una
de sus movidas conferencias antitaurinas, salía a pedradas de los casinos de
esos pueblos de España. Situaciones así de kafkianas han tenido que vivir
siempre los antitaurinos. Hace cien años, como ahora, se les ha insultado, se
les ha agredido y se les ha tratado de locos. Los taurinos, esos defensores de
“tradiciones” pueden estar muy orgullosos; tendremos incultura y sangre para
rato. Yo me uno a la opinión de un naturalista como Felix Rodríguez de la
Fuente cuando dijo: “La fiesta nacional es la exaltación máxima de la agresividad
humana.”
*Todas las minúsculas empleadas
en nombres de instituciones o entidades, son intencionadas.
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