Muchos citricultores que asistieron han cuestionado
el funcionamiento democrático y representativo del CVVP. La mayor parte de los
pequeños propietarios se preguntan cuál es su papel en un Club en el que las
decisiones favorables favorecen sólo a pocas personas, todas ellas de la Junta
Directiva del Club, mientras que las negativas se reparten entre todos los
socios como será en caso de confirmarse definitivamente la sanción de casi 5
millones de euros. Argumentan lo anterior en el hecho de que “el 90% de los asistentes
a la asamblea votaran en contra del reparto proporcional y sin embargo el
resultado de la votación fuese del 80% a favor de este reparto debido a que el
80% de los árboles -licencias- estén
en manos de pocos citricultores”. Sin embargo lo que más les preocupa es
“porque se tuvo que votar un acuerdo de reparto de la multa cuando aún no
existe sentencia en firme con la sanción y el porqué está votación se realizó
en contra de la voluntad de la mayoría que opinaba que se realizara cuando se
confirmara la sanción”.
Los citricultores afectados indican que “parte del
dinero para sufragar la multa podría haber salido de los beneficios que ha
generado la reciente concesión de 200.000 nuevas licencias de Nadorcott por
parte de Carpa Dorada, sociedad que tiene la licencia exclusiva de explotación
de la Nadorcott y formada por los grandes comercios citrícolas de la Comunitat
Valenciana, y se preguntan dónde está el mismo”. Este tipo de actuaciones, tomadas de manera
unilateral por Carpa Dorada, no se entiende muy bien por parte de los pequeños
propietarios de la variedad, “ya que por una parte se impide que un pequeño
propietario acceda a comprar los derechos de unos pocos árboles para completar
su parcela que en algunas ocasiones pueden ser 15 ó 20 y sin embargo el titular
de la licencia pueda vender 200.000 plantas sin consultar a nadie”.
Tampoco entienden por qué ahora el CVVP haya pedido
a Carpa Dorada la emisión de licencias a fin
de recoger fondos para pagar la sanción de la Comisión Nacional de la
Competencia y que esta concesión necesite la autorización de Nadorcott
Protección cuando la decisión de las 200.000 plantas no requirió,
supuestamente, de la misma.
Así mismo muchos asociados del CVVP se preguntan qué
sentido tiene no solo ya pertenecer a un Club en el que no se les tiene en
cuenta, sino también a asociaciones que miran hacia otro lado a la hora de
defender los derechos de los pequeños productores citrícolas.
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