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Lo de Ciudadanos es de nota. Y muy alta. Ahora nos nombran definitivamente como virrey de estas latitudes al inefable Toni Cantó, después de haberlo metido en cuña como número dos en la primera vuelta del pasado diciembre. Por arte del birlibirloque ahora amanece como excelso cabeza de lista por Valencia en la segunda vuelta de junio, verbigracia de la propuesta con renuncia contenida del ingenuo Vicente Ten, el verdadero candidato de los naranjitos que ganó en buena lid las primarias realizas entre sus militantes. Pues parece ser que le han sugerido apartarse y dejar paso al fichaje estrella. Eso sí, todo manu militari desde la sede central de los ciudadanitas, supongo que por medio de burofax, método preferido por la guardia de corps del mesías Rivera.
En más de una decena de circunscripciones el partido naranja se ha saltado a la torera eso de las primarias y la democracia interna, y ha revuelto listas y cambiado candidatos. Eso es aplicar lo que se predica, sí señor. Con fichajes estrella tipo Felisuco o el mentado Cantó, referentes del panorama artístico nacional. Ambos dos ya habrán tenido tiempo de rastrear sus cuentas en las redes sociales y eliminar todo aquello inconveniente. Igual ahora ya no encontramos como Cantó enviaba misiles para destruir Canal Nou y todo aquello que oliera a valencianía. Por que claro, su amado líder ha sido el único que a la cara y en aprovechando las Fallas ya nos dijo a los valencianos que eso de que estábamos infrafinanciados es una pantomima. Por eso Cantó, alumno aventajado y ventajista dónde los haya, acaba de declarar que nos vayamos olvidando de eso de reclamar la deuda histórica de la Comunitat Valenciana.
Aún recuerdo en la céntrica sede de la extinta UPYD cómo se quedaron a cuadros y con los cuadros de su candidato Toni Cantó en las anteriores campañas electorales. Todo muy justo y elegante. Cómo la impredecible lideresa de la media naranja del partido en Valencia, la cual tiene el gatillo rápido en eso del bloqueo en internet y condena a todo tertuliano que se cruza con ella y no le baila el agua a su ostracismo digital. Últimamente Punset se deja caer mucho por esta tierra, que creo que ella tan internacionalista no considera como propia. Igual ya se ha cansado del antojo europeo y le pide a papá Albert volver a la política hispana. Volverá a darnos grandes tardes a los periodistas, pero los perjudicados por sus ocurrencias y torpezas serán los ciudadanos.