Teresa Ortiz, secretaria autonómica de Finanzas y RRHH. /EPDA Cuando decides afiliarte a un partido político lo haces con el convencimiento de que vas a contribuir a mejorar la sociedad mediante la aportación de tus años de experiencia profesional y personal. Como norma general te afilias desde el conocimiento externo de la política, pero no de sus más profundos entresijos, y desde el anhelo que tus ideas puedan aportar algo nuevo a los métodos clásicos de la gestión pública. Después de casi ocho años, la mayoría de nosotros, los afiliados de ciudadanos, ya no podemos decir que somos nuevos en esto de la política, pero sí podemos seguir diciendo que creemos que hay otro modo de hacer las cosas.
Personalmente, el día que decidí solicitar la afiliación lo hice con la vista puesta en un partido en el que la mayoría de las personas que lo componían provenían de la sociedad civil y podían mostrar una trayectoria profesional como asalariados, funcionarios, autónomos o propietarios de negocios de mayor tamaño. Esto me daba la seguridad de que mis compañeros conocían perfectamente los problemas reales con los que cualquier ciudadano se encuentra en su día a día. Lejos quedaban los partidos que presentaban en sus listas políticos profesionales de puerta giratoria eterna, con los que los votantes ya no nos sentíamos identificados. Ciudadanos consiguió ilusionar a un país. De hecho, raro es conocer a alguien que en algún momento no nos votó. Por desgracia, los acontecimientos posteriores hicieron que esa tendencia se frenase y una cierta cantidad de gente dejó de percibirnos como esa gran ilusión.
De todo este periplo deduzco que los españoles no hemos cambiado intrínsecamente, sino solo la forma de vislumbrar la solución a nuestros problemas. Actualmente nos encontramos con un presidente del gobierno que ha conseguido polarizar a la sociedad española. Muchos ciudadanos españoles hemos dejado de pensar en cómo queremos que sea gestionado nuestro país, para centrar nuestros esfuerzos democráticos en conseguir desbancar a Sánchez. Por otra parte, otra gran cantidad de ciudadanos va a tener el objetivo de hacer permanecer al actual presidente en el Gobierno. Esta polarización puede provocar una vuelta más ingente al bipartidismo, y complementariamente, que cierto porcentaje de voto se desplace hacia la extrema derecha o hacia la extrema izquierda, abandonando aún más el centro. La conclusión es que aun estando de acuerdo en que hay que desbancar al sanchismo, como país no deberíamos hacerlo a cualquier precio.
Estas semanas nos hemos encontrado con excompañeros que decidían ver en la política una profesión y en las siglas del Partido Popular una salida laboral. Una semana triste porque hemos visto como aquellos que en un principio pensábamos tenían los mismos principios y valores que nosotros decidían buscar acomodo en otras listas por prolongar su estipendio político. Los excompañeros que han decidido cambiar de siglas no dejando su acta en un claro caso de transfuguismo, o bien dejándola y siendo presentados al día siguiente por el PP, no compartían por lo tanto los mismos ideales que los miles de afiliados que seguimos remando por la necesidad de construir un partido liberal que sigue viendo en el centro político español ese espacio necesario que necesitan los españoles.
España necesita un partido que defienda los derechos de las familias, totalmente marginadas con el gobierno actual, los trabajadores explotados por los impuestos, los derechos de los jóvenes sin posibilidad de encontrar un trabajo con el que construir un hogar. España necesita y ansía cambio, pero un cambio a mejor, no un nuevo cambio de cromos que permita a políticos profesionales seguir haciendo las mismas políticas que llevan haciendo durante años. La opción de un cambio sólo la aporta Ciudadanos y nuestro trabajo es volver a ilusionar a todos aquellos votantes que algún día confiaron en nosotros y a todos aquellos que no se sienten identificados con el panorama político actual. Por ello, Ciudadanos volverá a contar con una fuerte presencia el 28 de mayo a nivel autonómico y municipal, optando a conseguir de nuevo la confianza de los electores, porque seguro que no se arrepentirán de un voto que fuera de tendencias será el más adecuado para la perspectiva económica y social de España.
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