Calificar la etapa que tenemos
por delante, con dos convocatorias electorales a la vuelta de la esquina es
cuanto menos, complicado. No se si definirla como trepidante o como agotadora.
Pero a la vista de lo que nos
espera, ya seamos actores principales o meros espectadores, es bueno parar,
aunque sea un minuto y hacer una serie de reflexiones que siempre tengo
presentes en mi vida personal, pero mucho mas en la política.
Si les pregunto que entienden por
una persona coherente, la inmensa mayoría responderían que es aquella que actúa
en consecuencia con sus ideas y sobre todo con lo que expresa.Pues algo tan
obvio y claro para todos es lo que falta muchas veces entre la clase política.
La palabra coherencia, tan
denostada en estos últimos meses, es clave, según mi entender, para funcionar en
todos los ámbitos, si no quieres quéen unos días, meses e incluso años, te
puedan dejar en evidencia por no seguir tus propios criterios.
Se, de primera mano, (y todos
deberían saberlo) que no es fácil moverse entre las bambalinas de una
administración pública, sea local, autonómica o nacional, porque las cosas no
van lo rápido que quisiéramos, y además estamos sujetos a muchas limitaciones
de tipo contractual o económico. Y aquí es donde uno debe ser coherente al cien
por cien no diciendo o haciendo propuestas o llevando adelante iniciativas que
sabes que no podrás cumplir.
La falta de coherencia y el no
mirar mas allá de sus narices ha sido la tónica general de los gobiernos de
izquierdas en esta legislatura; gobiernos denominados de mestizaje, que no han
sido mas que mezcla de siglas, y que han acabado, por no entenderse en casi
nada, paralizando y ralentizando proyectos importantes, generando más gasto del
debido y haciendo el ridículo en muchas ocasiones, queriendo negar lo que antes
defendían o viceversa, demostrando la falta de criterio y la incoherencia mas
absoluta.
Ninguno, de los que me vienen a
la cabeza, pasaría el filtro de la maldita hemeroteca, que no es maldita en sí
misma, sino porque la han pervertido algunos.
Estaría dispuesta a pasar ese
filtro, porque si de algo puedo estar satisfecha, es de defender mi postura y
mi criterio con vehemencia y con coherencia. Otros no podrán decir lo mismo y
podría poner muchos ejemplos demostrativos de lo que digo, pero cada uno que
reflexione y valore por sí mismo.
Y si la coherencia es fundamental
no lo es menos mirar delante, detrás y ambos lados, antes de tomar decisiones;
hay que tener claro que las nuestras afectan a muchas personas, colectivos e
incluso a pueblos enteros; hay que buscar alternativas siempre, por lo que
pueda pasar y ser previsor.
Se me quedan en el tintero muchas consideraciones, que
les comentaré en algún otro momento.
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