Juan Benito Rodríguez Manzanares. /EPDA En Valencia contamos con muchas primeras veces en multitud de ámbitos
diferentes, y este es el caso del Colegio Real e Imperial de niños
huérfanos de San Vicente Ferrer, pues este colegio posiblemente sea
el primer orfanato benéfico del mundo, acogiendo en él a niños y
niñas y quiero remarcar lo de niñas, pues desde el inicio de esta
centenaria institución ha sido mixta, acogiendo en su seno a
infantes de ambos sexos.
Pero, para conocer mejor este venerable colegio hagamos algo de
historia. En la Edad Media surgió un movimiento, en un principio
sólo de mujeres, que se llamó las Beguinas, posteriormente se
añadieron los hombres que se llamaron los Bigardos. Así, en Brujas,
en 1225 nace el Beginaje o Beaterio, compuesto por seglares
comprometidos con una vida recta y ejemplar de ayuda a los demás,
pero sin conformar una orden o grupo religioso.
Las Beguinas se extendieron por toda Europa y llegaron a España, y
en Valencia, aproximadamente donde en la actualidad se encuentra la
Finca de Hierro, regentaban el Hospital de María Santísima, y nos
dicen las crónicas que en 1410 San Vicente Ferrer pide a las
Beguinas que acojan a los niños huérfanos en su hospital, y estas
así lo hacen. Este es el momento histórico que se toma como la
fundación del Colegio Real e Imperial de niños huérfanos de San
Vicente Ferrer, aunque en ese momento no exactamente con este nombre.
La obra civil y religiosa que fue y es el colegio de huérfanos de
San Vicente, siempre ha vivido de limosnas y donativos.
Tras un tiempo en este hospital, el colegio de niños huérfanos pasó
la que podemos llamar, su segunda sede, la Casa Natalicia de San
Vicente Ferrer, ayudados por el gremio de sombrereros y boneteros de
Valencia que tenía como patrono a San Vicente Ferrer.
Más, este enclave se quedó pequeño para la misión que estaba
realizando. Así en 1522 el clavario director, que es como siempre se
ha designado al director del colegio, habló con el rey Carlos I de
España (1500-1558) y a su vez emperador Carlos V del Sacro Imperio
Romano Germánico y, le solicitó como sede del colegio la Casa del
Emperador, de la cual una de sus fachadas recaía en la actual calle
de Colón, junto a la muralla cristiana de Valencia. En la actualidad
en ese emplazamiento hay un edificio de El Corte Inglés, el cual en
un principio fue Galerías Preciados.
Bernat Simó, ciudadano de Justicia de la ciudad de Valencia, el 17
de octubre de 1550 recoge la providencia del rey Carlos I, que inicia
el proceso para otorgarle al colegio el rango de «Real e Imperial».
En 1583 está sobradamente constatado que el patronazgo de San
Vicente Ferrer sobre el colegio es indiscutible. Y entre 1584 y 1593
se constituye la «Loable Cofradía del Bienaventurado San Vicente
Ferrer», que sustituiría a las Beguinas en la gestión el Hospital
de los niños huérfanos de María Santísima.
En 1593 el rey Felipe II de España (1527-1598) llamado «el
Prudente» realizó una auditoría oficial al colegio que condujo a
un cambio en el gobierno del mismo. Se constituyó una junta de
gobierno formada por un canónigo del cabildo, un jurado de la
ciudad, hoy el Ayuntamiento de Valencia y uno de los diez clavarios
del Hospital Provincial, actualmente la Diputación de Valencia pues
es quien tiene la titularidad del hospital. Esta estructura conforma
el Patronato del colegio y se ha mantenido hasta el día de hoy
(2021). Además, en el Patronato hay un notario que es el actual
secretario y algunos políticos propuestos y designados por el propio
Patronato.
En el colegio había muchos hijos de moriscos, pero en 1609 el rey
Felipe III de España (1578-1621) llamado «el Piadoso», decretó la
expulsión de todos los moriscos de España y, con ellos los niños
moriscos que iban al colegio gracias al dinero donado por el rey para
que fueran cristianizados. El colegio quedó casi vacío.
En 1624 el colegio pasa a su tercera sede, la Casa del Emperador, la
cual tenía entrada por la actual calle Pérez Bayer. Pero el 10 de
octubre de 1968 el colegio se hunde, quedando prácticamente en
ruinas. Mas, gracias a las negociaciones del Patronato, el solar
donde estaba el colegio se lo alquilan a Galerías Preciados por cien
años y el colegio se ubica provisionalmente en las Colinas de San
Marcelino, que podríamos decir que fue su cuarta sede, donde
estuvieron desde 1969 hasta 1977, año en que se inauguró el nuevo
colegio en San Antonio de Benagéber, construido en un solar de 66
km2 que en un principio fue una donación a Cáritas y que
posteriormente le compró el colegio para edificar el mismo, siendo
esta quinta ubicación su sede en la actualidad.
El colegio es una entidad autónoma que no depende directamente del
arzobispado ni de ninguna otra entidad. A los directores del mismo se
les denomina, «Clavarios Directories» y son siempre sacerdotes
seculares de la Diócesis de Valencia, y no frailes dominicos que es
la orden religiosa donde estuvo San Vicente Ferrer. Este extremo
posiblemente viene dado por los inicios del colegio con las Beguinas,
que eran mujeres seculares y no religiosas.
En la actualidad el colegio tiene dos ramas bien diferentes. Una de
ellas es el internado, que podríamos decir que es el heredero
directo del primigenio colegio creado en 1410. Y además, el colegio
concertado, al que llaman Fundación, el cual no es un internado y
funciona como cualquier otro colegio de similares características.
Durante la dilatada historia del colegio, ha pasado por muchas
vicisitudes, de las cuales cabe comentar que, en el siglo XIX, en
cumplimiento de las leyes de instrucción pública, tuvo que cambiar
su metodología de enseñanza, pues en ella se decía que los niños
tenían que aprender con la «cartilla» y no con la Sagrada Biblia,
queriendo de alguna manera aparta el contenido religioso del contexto
del colegio.
En el tiempo de la segunda república, aunque no todos los años, el
colegio pasó a llamarse José Ferrer Guardia, hermano del anarquista
Francisco Ferrer Guardia (1859-1909). Y, la lotería de Navidad de
1936 fue cantada por los huérfanos de San Vicente Ferrer.
El colegio en sus instalaciones tiene una amplia y hermosa capilla,
en la que conservan la reliquia del hueso radio de uno de los brazos
de San Vicente Ferrer en un bonito relicario con el busto del santo,
que les fue enviada desde Vannes (Francia) donde reposan los restos
mortales del insigne patrono del colegio.
En la actualidad el colegio acoge a niños de familias
monoparentales, ya sean viudos; con una renta mínima de inclusión o
bien los que han sido abandonados, entre otros supuestos, pasando al
régimen de internado y ofreciéndoles alimentación, ropa, material
escolar y educación con un mínimo aporte al mes, pudiendo estar los
niños en este colegio hasta los dieciséis años de edad.
El colegio ha sido merecedor de numerosos premios y distinciones,
entre ellos cabe destacar el que le concedió el diario Las
Provincias en 2019, galardonándolos con el premio: Valencianos del
siglo XXI.
Este colegio tiene una tradición de 611 años de labor educativa y
social ininterrumpida, y por ello le deseamos que obtenga el Premio
Princesa de Asturias, pues se lo merece sobradamente.
El presente artículo ha sido redactado con la información que el
actual clavario director don José Ignacio Llópez Guasp me facilitó
en una entrevista que amablemente me concedió, teniendo el su
aprobación para publicarlo.
Valencia es sinónimo de primeras veces y de estar en la vanguardia
en todos los aspectos, y en este caso desde 1410.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia