Candidatura Junts pel Sí
Ernesto SantillánTenemos en España diferentes tensiones separatistas impulsadas por fuerzas
nacionalistas, una en estado latente, Euskadi, otra en plena efervescencia en
Cataluña, analizar en todo su contexto lo que sucede seria extremadamente
extenso y debería ser motivo de múltiples entradas. Dado que es una cuestión
que nos afecta voy a centrarme en el hecho concreto decómo debería ser
un proceso separatista en su componente consultiva vía referéndum, si es
que efectivamente debiera realizarse, cuestión que es poco debatida y sobre la
que deberíamos tener opinión formada pues una asunto tan relevante debe
plantearse con el mayor rigor posible. Espero sobretodo ayudar a conocer ideas
pues es seguro existen opiniones controvertidas sobre cada aspecto.
El próximo 27 de septiembre se van a celebrar en Cataluña unas elecciones
autonómicas de tinte plebiscitario, que si bien no son en si un referéndum, si
que existe una opción que plantea un proceso de posible secesión respecto
de España en el plazo máximo de 18 meses si gana las elecciones por número de
escaños.Me estoy refiriendo evidentemente a la
candidatura conformada por CDC, ERC y diferentes asociaciones
independentistas.
Vamos a repasar los detalles del planteamiento ofrecido:
¿Que pasa si la mayoría es de escaños pero no de votos debido al sistema
electoral?, el propio Artur Mas se muestra titubeante, como ha
sucedido en una entrevista del 23 de abril en El Punt Avui cuando dijo
que“de entrada”la mayoría a la que cabe aspirar es a la de
escaños, pero añadió que“iría bien”tener también una mayoría
de votos. Además de la intencionada indefinición en cuanto a la mayoría necesaria
existe otra pregunta posible¿Qué sucederá si dicha coalición ni
siquiera gana en escaños?Esta opción al parecer no se contempla.
Con el objetivo de plantear a todas las partes unas reglas del juego
adecuadas voy a utilizar el ejemplo de Canadá, siendo esteel único
país del mundo que prevé y regula la posibilidad de su posible particióncontando
de forma expresa con unaLey de Claridadpara procesos
plebiscitarios.
Es interesantecomparar los requisitosy exigencias de esa
Ley canadiense con las condiciones que se dan en Cataluña. Vamos a ello.
Es evidente que un proceso de ruptura no sólo están implicados los
habitantes de la región/comunidad que se pretende separar sino todos los
ciudadanos del resto del país. Por eso el proceso tiene que sernegociado.
Es por esto que no puede reconocerse el pretendido “derecho unilateral a
decidir”, que tanto alegan desde el nacionalismo separatista como fundamento de
su proyecto. Se trata de un falso mito que carece de base en cualquier
ordenamiento democrático internacional.
Sirva de ejemplo que ni siquiera los líderes soberanistas de Escocia y Quebec
han apoyado la vía experimental de Mas. Esa unilateralidad es, incluso para
ellos, un obstáculo insuperable.
Dada la envergadura de la decisión, en dicha Ley de Claridad el Parlamento
canadiense tiene la facultad de determinar si la pregunta es suficientemente
clara como para provocar las negociaciones que puedan conducir a la separación.
En el caso reciente del referéndum catalán del pasado 9 de Noviembre hubo2preguntas
con la posibilidad de haber dado expresión al deseo de ser algo tan extraño
como un nuevo Estado pero no independiente.Pienso que ni los propios
organizadores del referéndum creen realmente en la autoridad de la consulta.
Hay que tener en cuenta tambien que de celebrarse en alguna ocasión un
referéndum de este tipo y ganara por un 51% la opción separatista,¿qué
fórmula garantizaría los derechos del otro 49% que desearía mantener la unión?
Como es lógico la citada Ley canadiense considera que una mayoría por
diferencia escasa podría invertirse por cualquier circunstancia. Por lo tanto
sería insuficiente para dar legitimidad política al proceso separatista.
Un ejemplo práctico de mayoría cualificada ha existido también en otras
consultas internacionales de separación.Cuando Montenegro se separó de lo
que quedaba de Yugoslavia (en realidad ya sólo Serbia) se exigió una
participación de, al menos, el 50 % del censo. Y un apoyo a la secesión de, al
menos, un 55% de los votantes.
Por otro lado la Ley de Claridad canadiense establece que quienes defienden
el “derecho a decidir” no pueden negarlo a porciones de su propio territorio.
La flexibilidad, si se predica, ha de ser en todos los sentidos.
En amplias zonas de Cataluña, como por ejemplo el área metropolitana de
Barcelona, no resulta increíble pensar que en un referéndum pactado que
tuviera fuerza decisoria, aquellos que desean seguir unidos podrían alcanzar
mayorías cualificadas en zonas claramente identificadas.¿Los
partidarios de la secesión admitirían la partición de Cataluña para que esas
zonas permanecieran en España?
Con un resultado a favor de la separación debería comenzarse un complejo
proceso de negociación. Se deberíanrespetar, entre otras cosas, los
derechos individuales, el de las minorías, como proceder con la deuda pública,
futuras relaciones y un largo etcétera que indudablemente debería hacerse por
consenso. Nunca de forma unilateral.
En un país como España donde se respetan los derechos individuales, las
diferencias culturales y lingüísticas, existe un régimen cuasi-federal no
cabría aceptación a nivel internacional de una separación unilateral.
Como conclusión de realizarse una potencial separación deben respetarse
antes unas reglas justas y espero esta información sea útil para quienes desean
la independencia y para quienes queremos que nuestro país se mantenga unido.
Quienes buscan la separación de España deben ser conscientes que se
encontrarían con serias dificultades para las que deben prepararse antes. De hecho
en Quebec o Escocia, donde han tenido lugar consultas de este tipo, con y sin
Ley de Claridad,la situación generó tensión, frustración y una
división social que en cierto modo es innecesaria. En una situación como la
española con un alto grado de autogobierno, donde la forma de gobierno
permite desarrollar la identidad de aquellos que solo quieren ser catalanes
junto a quienes desean sentirse catalanes y españoles quizás las
prioridadesdeberíanser otras.
Tenemos un modelo territorial clientelar e ineficiente, en algunos casos
incluso caciquil, y lo que necesitamos son reformas valientes en muchos
sentidos. La educación por ejemplo ha sido utilizado para adoctrinar por parte
de unos o para realizar reformas y contrarreformas por parte de otros. Existen
competencias que en algunos casos están duplicadas y por otro lado no se ha
cerrado el marco competencial.
Es también importante disponer de una auténtica separación de poderes, una
ausencia de intervencionismo en los medios de comunicación a través de cadenas
de televisión públicas que son altavoces de los poderes políticos, estamos
hablando de una madurez democrática que en España en estos momentos debemos
alcanzar. Una mejor democracia.
Posiblemente el foco debe estar en revisar de forma consensuada estos
aspectos pensando en el bien común de nuestros ciudadanos con el único objetivo
de tener un futuro mejor para nuestra sociedad. El cauce debe ser un pacto
constitucional de todas las fuerzas políticas para renovar un proyecto, el
español, que debe encajar todas sus realidades en su justa proporción,¿lo
conseguiremos?
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