Con la llegada del verano, el aumento de las temperaturas y la proliferación de actividades sociales y vacaciones pueden hacer que mantener una rutina de ejercicio sea un desafío considerable. Sin embargo, con algunos ajustes y precauciones, es posible seguir siendo activo sin comprometer la salud ni las ganas de disfrutar de esta estación del año.
Aprovecha las primeras horas del día
El calor extremo es uno de los principales enemigos del ejercicio en verano. Para evitarlo, lo ideal es realizar actividad física a primera hora de la mañana. Durante este período, las temperaturas son más frescas, lo que reduce el riesgo de golpes de calor y deshidratación. Además, comenzar el día con ejercicio puede proporcionar una sensación de logro y energía que perdurará el resto del día.
Hidratación constante
El aumento de la sudoración en verano hace que la hidratación sea más crucial que nunca. Es fundamental beber agua antes, durante y después del ejercicio. Optar por bebidas isotónicas puede ser útil para reponer electrolitos perdidos. También es aconsejable consumir alimentos ricos en agua, como frutas y verduras, para mantener un buen nivel de hidratación.
Viste ropa adecuada
La elección de la ropa puede marcar una gran diferencia. Utilizar prendas ligeras, transpirables y de colores claros ayuda a mantener el cuerpo fresco. Los tejidos técnicos que absorben el sudor y permiten la ventilación son los más recomendables. Además, no hay que olvidar el uso de gorras y gafas de sol para protegerse del sol.
Adapta tu rutina de ejercicio
El verano es una buena oportunidad para variar la rutina de ejercicios. Actividades acuáticas como la natación, el aquagym o el paddle surf no solo son refrescantes, sino también efectivas para mantener la forma física. Otras opciones incluyen practicar deportes al aire libre como el ciclismo o el senderismo en zonas de sombra, como parques y bosques.
Escucha a tu cuerpo
Es crucial prestar atención a las señales que envía el cuerpo. Si sientes mareos, debilidad o fatiga extrema, es importante detenerse, descansar y rehidratarse. No se debe forzar el cuerpo en condiciones de calor extremo. Realizar descansos regulares y buscar lugares frescos para recuperarse es esencial para evitar problemas de salud.
Organiza tu tiempo
Las vacaciones y los planes sociales pueden interferir con la rutina de ejercicio, pero una buena planificación puede ayudar a mantener el equilibrio. Dedicar un tiempo específico del día para el deporte, aunque sea menor al habitual, garantiza que sigas en movimiento. También puedes integrar la actividad física en tus planes sociales, como realizar caminatas con amigos o jugar al voleibol en la playa.
Protégete del sol
El uso de protector solar es indispensable para cualquier actividad al aire libre. Además de prevenir quemaduras solares, protege contra el envejecimiento prematuro de la piel y el cáncer. Opta por un protector de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30 y aplícalo generosamente en todas las áreas expuestas.
Disfruta del proceso
El ejercicio no debe ser una obligación, sino una forma de disfrutar del verano de manera activa y saludable. Busca actividades que te diviertan y motiven, y rodéate de personas con intereses similares. Esto no solo hará más agradable la experiencia, sino que también aumentará tu compromiso y constancia.
Mantenerse activo durante el verano puede ser un reto, pero con la planificación adecuada y algunos ajustes en la rutina, es completamente viable. La clave está en escuchar a tu cuerpo, adaptarte a las circunstancias y, sobre todo, disfrutar del proceso. De esta manera, podrás seguir haciendo deporte durante el verano sin morir en el intento y aprovechar al máximo esta estación del año.