La fiebre es uno de los problemas que más preocupa a sus progenitores, según una encuesta de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Para despejar dudas, desde el Servicio de Urgencias Pediátricas del Hospital de Manises se recomienda tener claros diez puntos básicos. “Sobre todo, debemos saber que la fiebre es un mecanismo de defensa frente a las infecciones, no es una enfermedad en sí, sino un síntoma”, explica la doctora Inés Costa, jefa de Urgencias Pediátricas del Hospital de Manises.
Antes de que nuestro hijo tenga fiebre empezará a mostrar síntomas notables de ello. “Intranquilidad, llanto quejoso, decaimiento, coloración pálida o azulada, vómitos repetitivos, dificultad al respirar, rigidez de nuca o convulsiones, son signos de alerta para acudir a un servicio de urgencias” dice la doctora Costa. El tercer punto importante es “saber cuándo estamos hablando de verdadera fiebre”. La temperatura de un niño es normal hasta los 37º. “Si pasa de ahí y llega a 38º, hablamos de febrícula y cuando pasa de 38º es fiebre”, continúa. Además, en cuarto lugar, es importante la medición, “usando siempre el mismo termómetro en la misma zona del cuerpo y, si la tomamos en recto restaremos medio grado lo que marca el termómetro”.
Otro punto básico es conocer los signos y síntomas de alerta. “Debemos tener cuidado con las petequias, unos puntitos rojos o morados que no desaparecen al presionar la piel de alrededor y que pueden manifestar enfermedades más graves como la meningitis”, alerta la doctora Costa. Además, si el bebé es menor de tres meses, la fiebre siempre será motivo de visita al pediatra o a Urgencias. Sólo debemos administrar medicamentos antipiréticos, como Paracetamol o Ibuprofeno, si el niño no se encuentra bien.
Pero, ¿y si pese a todo empeora y sufre una convulsión febril? A pesar de la alarma que crean, las convulsiones en menores son reacciones muy poco frecuentes que suelen durar menos de 5 minutos y la mayoría cesan espontáneamente. La doctora Costa aconseja mantener la calma, colocar al niño de lado para que respire mejor y acudir de inmediato al servicio de urgencias.
También hay acabar con los falsos mitos:. “la friega con alcohol o paños húmedos, son totalmente desaconsejables ya que puede producir una intoxicación etílica por inhalación. Son muy aconsejables los baños tibios o quitarles la ropa, proporcionándole líquidos”.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia