Consuelo Montesinos. FOTO VICENTE RUPÉREZ
A cuatro días de que el alcalde
haga las dos llamadas más esperadas del año, analizamos cómo viven el tic tac
las candidatas a Fallera Mayor (FMV) y
Fallera Mayor Infantil (FMIV) de València. Lo hacemos con la madre de Estefanía
López, la última FMV de Rita Barberá. “Los últimos días son muy difíciles
porque hay mucho estrés y los dos meses que siguen a la llamada, también lo
son”. Consuelo Montesinos desmonta muchos mitos: “Mi hija fue corte de honor
infantil en 2003 sin conocer a nadie y procediendo de una falla del
extrarradio. No hace falta ser rico. Nosotros somos normales y mi marido
siempre nos dijo que si nos conformábamos con lo que teníamos, adelante porque
no iba a pedir un préstamo”. Pero Consuelo Montesinos también ha conocido la
cruz de los jurados: “Mi otra hija no fue corte cuando tenía 8 años y se enfadó
tanto que cuando cumplió 14 años, se borró de la falla”. Recomienda que uno de
los padres deje de trabajar para ayudar a la FMV que, en su año, acudió a 1.983
actos, en los que sintió que “la FMV no es un florero porque muchas veces tiene
que hablar improvisando y porque la gente la aclama. En los pueblos es como una
diosa”. Y descubrió una Rita Barberá con la que “Valencia no ha sido justa,
sobre todo en sus últimos meses”.
¿Cómo se vive el tramo final
hasta la llamada?
Estás super contenta porque ya
eres corte de honor pero es verdad que los últimos días son muy difíciles
porque hay mucho estrés. Como anécdota, hubo una prueba en que cada una de las
13 chicas tenía que explicar un monumento de Valencia y a mi hija le tocó el
Miguelete. Después de la llamada, el jurado nos dijo que ese día Estefanía les
conquistó por lo bien que se lo había trabajado. El día de la llamada, mi hija
estaba demasiado nerviosa y, de hecho, en la peluquería por la mañana se
derrumbó porque para ella, ser FMV era la ilusión de su vida. Allí coincidió
con alguna compañera de corte que le arroparon muchísimo.
Y llegó el día.
Nosotros tuvimos un año muy bueno
porque la alcaldesa se portó muy bien. A mí cada vez que llegaba al balcón a
las mascletàs, me colocaba a su lado. Toda mi vida le agradeceré tanto cariño
porque me trataba como si fuera su amiga de toda la vida y eso que todos
veíamos la autoridad que tenía porque cuando pasaba, todo el mundo se ponía
firme.
Ese instante en que se escucha
el nombre…
Estábamos mis dos hijas,
nosotros, el novio de Estefanía y un amigo de ella de toda la vida. Sonó el
teléfono y nos abrazamos todos menos ella. Ella no sabía qué hacer y contestó
el teléfono desde la habitación de al lado porque no podía oír a Rita y
mientras, ya estaban llamando a la puerta. Cinco minutos antes no había nadie
aunque luego me contaron que estaba toda Junta Central Fallera (JCF) escondida
en la escalera. Fíjate cómo estaba yo que no reconocí a Cristina Esteve, con la
que estaba cansada de hablar. Le dije: perdona pero me han dicho que hasta que
no venga JCF no puede entrar nadie y ella me dijo: “¡Pero si JCF soy yo!”.
¿Cómo vestirse para ese día?
Estefanía siempre ha tenido las
ideas muy claras y hacía tiempo que había visto una tela que le gustaba, color
verde, que se compró y le cosió el
vestido Rosa, de L’U y El Dos, que es nuestra modista de siempre. Yo iba con
camisa blanca y un pantalón porque no me podía imaginar que mi hija fuera ser FMV.
Hasta que no estás tú en el momento no sabes que te pueden elegir sin tener
enchufe. Mi hija estaba segura que iba a ser FMV pero el mismo día se derrumbó
porque vio que había mucha competencia.
¿Cambia la vida?
Muchísimo y no solo a ella sino a
todos. Es verdad que mi marido se mantuvo más al margen y siguió trabajando en
Renfe pero a mí me ha atado para bien porque he descubierto un mundo
desconocido en el que me ha defraudado muy poca gente. Yo no había trabajado
nunca y empecé a hacerlo en el mundo de la indumentaria, que me parece
fascinante.
Los dos primeros meses desde la
llamada son estresantes porque casi todos los días tienes que ir a elegir telas
y acaba siendo estresante. En cuanto recibes la llamada, eliges tu espolín pero
luego tienes que empezar tú a hacerte cosas por tu cuenta y al final te mareas
con tantos colores, dibujos… En nuestro caso, Vives y Marí nos ha ayudado
muchísimo.
¿Se necesita mucho dinero?
Cuando la íbamos a presentar, mi
marido me dijo: “Si os conformáis con lo que hay y no hay que pedir un
préstamo, adelante”. Nosotros no somos ni ricos ni pobres. Somos gente normal y
pienso que hemos quedado bien. Ella estrenó su espolín de Fallera Mayor y
nosotros no le hicimos más. Nos acoplamos a lo que había. Al final llevó 23
trajes.
¿Hay muchos regalos?
Te ofrecen muchas cosas y, en
nuestro caso, no hemos rechazado nada. Vives y Marí se portó muy bien con
nosotras. Unas cosas te las ceden, otras te las regalan y otras te las haces tú
misma.
¿Es una leyenda que tenga que
peinarte un peluquero determinado para ser corte de honor o FMV?
Sí. A Estefanía la peinaba Carles
Ruiz porque casualmente lo conocemos hace 20 años pero su maquilladora, Diana,
es una amiga. Incluso ella la ha peinado muchas veces cuando Carles no podía y
no ha pasado nada. Carles Ruiz lo hace perfecto pero no porque te peine él vas
a ser corte de honor. De hecho, cuando Estefanía fue corte infantil en 2003, la
peinaba yo misma.
¿JCF dibuja el año como es o
falta información?
La gente sabe a lo que va y hay
que tener claro que dinero te vas a gastar toda la familia debe ir arreglada en
consonancia. En mi caso he de decir que el Ayuntamiento de Valencia se portó muy
bien y, por ejemplo, nos pagó a los padres el viaje a Alicante pero debes
pensar lo que llevas detrás: tu peluquero, tu otra hija… y eso corre de tu
cuenta. Lo que sí nos preguntaron es si sabíamos adónde íbamos y todo el que
está en el mundo fallero lo puede intuir.
A nosotros nos ayudó mucho
Cristina Esteve, que era la responsable de Protocolo de JCF y Sela Falcó, mujer
de Pepe Boix, que entonces era vicepresidente. Recuerdo que Sela le enseñaba a saludar y le
decía: “¡Cómete el escenario!”.
¿Uno de los dos padres debe
dejar de trabajar?
Sí. Estefanía asistió a 1.983
actos. Había terminado la carrera y acababa de empezar a opositar a Judicaturas
pero lo dejó. La madre ha de estar allí. Yo no trabajaba pero si lo hubiera
hecho, alguien hubiera tenido que pedirse una excedencia porque la FMV necesita
un ayudante. Es estresante. De hecho, recuerdo que en febrero no podía con el
alma porque había días que el peluquero a las seis de la mañana ya estaba en
casa y hay veces que la han maquillado hasta dormida en el sofá.
Volvamos a los enchufes.
Mi hija llegó sin ninguno. Cuando
fue corte infantil en 2003 con Nela Ayora y Vanessa Lerma éramos de una falla
del extrarradio. Mi otra hija estuvo preseleccionada y no la eligieron. Tú no
le puedes decir a un jurado que te seleccionen a la fallera de tu comisión. ¿A
quién te aclamas para buscarte un enchufe? ¡Menudo corte! ¿Cómo se lo planteas?
Es poner en un compromiso a la persona que está en un jurado. De hecho, mi hija
fue jurado y lo pasó muy mal porque ella es muy recta y a veces te cuesta
perder alguna amistad.
Yo he vivido las dos caras porque
a mi otra hija, con 8 años, no la preseleccionaron y se enfadó tanto que dejó
de ser fallera con 14 años. Cuando cumplió 18 años me preguntó que por qué no se había escuchado su
nombre. Aunque parece fácil llegar, es muy difícil.
¿Qué se busca en la FMV?
Sé que es un tópico decir que se
sea tal cual pero es así. En su caso, responsable, seria, cercana y muy humilde
para tratar con las personas porque somos todos iguales, tengamos dinero o no y
votemos lo que votemos. Nosotros somos personas humildes y no podemos ir de
altaneros. Yo le dije: sé tú misma y cómetelos. Estoy muy orgullosa de mi hija
porque se comportó tal cual se ve. También hace falta ser inteligente para
relacionarse con todo el mundo, incluido con el presidente del Gobierno.
¿Sobran envidias?
En las Fallas hay mucho corrillo
y muchos celos. No sé por qué, empiezan a criticar sin conocer a la persona. Mi
marido es maquinista de Renfe y después de la llamada, dijeron que era
directivo. Se decía también que mi suegro era super rico y es agricultor de
Albacete. La gente habla por hablar. Nosotros, somos trabajadores normales y
corrientes y lo hemos disfrutado mucho. No hace falta ser millonario para ser
FMV.
Hay una tendencia actualmente
a elegirlas más mayores.
Todas tienen derecho, desde los
22-23 años. En el caso de las niñas hay que ir con cuidado porque crecen. El
jurado de niñas debe pasarlo muy mal porque todas tienen algo. Es un
compromiso.
¿Qué no puede faltar en el
armario de una FMV?
De particular, tacones de todos
los colores y vestidos más bien de cóctel. De hecho, creo que de largo sólo
vistió en su cena de despedida. A ella no le han gustado nunca las minifaldas
pero siempre la veías con un largo por encima de la rodilla. La vistió Pasaje
10, como a su antecesora, Carmen Sancho y nos ayudó mucho. Siempre es
preferible mejor vestido que pantalón y lisos sobre estampados.
De fallera no pueden faltar sobre
todo cancanes porque se estropean muchísimo. Nosotras aún conservamos siete en
buen estado. Desde la exaltación hasta Fallas te vistes prácticamente todos los
días.
Su color preferido es el verde
que no eligió para el espolín oficial porque Carmen Sancho había optado el año
anterior por ese color, así que se decantó por un azul porcelana. Cuando fue
fallera mayor de su falla eligió un rojo. Creo que el único color que no le
gusta el naranja.
¿Largo para las mantillas?
Las prefiere cortas y blancas,
aunque tiene alguna de media luna.
¿El pelo se deteriora tanto
como se dice?
Se estropea muchísimo. En la nuca
le salió un salpullido y hubo chicas de la corte a las que se les cayó pelo de
los lados por los rodetes. Creo que Estefanía fue la última FMV en ir peinada
con tres moños y recuerdo que con un moño únicamente acudió a la Dansà. Ella
vivió el cambio político y aunque le recomendaron asistir al acto de la
Albufera de agosto con un único moño, optó por rodetes como siempre.
¿Y las orejas?
Ella se negaba a ponerse gomas
pero hubo un día en que tenía tanta sangre que tuvo que ponérselas. Hay que
tener en cuenta que son pendientes muy grandes que pesan mucho.
¿Son demasiados actos?
No lo sé porque a la gente le
hace mucha ilusión ver a la FMV. Como cada vez vas a un sitio y te reciben tan
bien, no te cansas. Creo que la primera salida que hicimos fuera de València
fue a Llíria y había cola para hacerse fotos con ella. Fíjate que se me la
carne de gallina sólo de recordarlo.
¿Supone un gran sacrificio?
¡Claro! y sobre todo para la
fallera porque tiene que trasnochar, madrugar y siempre con buena cara. Ella
fue al acto de la Virgen del Carmen con un dedo del pie roto porque se dio un
golpe cinco minutos antes de que la recogieran. Cuando ya acabó, estábamos allí
con el comandante y me dijo que tenía un dolor que estaba a punto de marearse.
De allí nos fuimos al hospital. Y aguantó el acto con un dolor rabioso. Otro
día, en el intercambio de fotos, se había tomado un ibuprofeno, que le provocó
una reacción alérgica y un shock. Nadie se enteró pero tuvo que venir un Samu a
atenderla sin que nadie se enterara. Fue en el último sector, entró al baño,
empezó a hincharse, le quité el traje y se la llevaron en pololos al hospital.
Son cosas que se sufren aunque nadie se entere.
Hay sectores que piensan que
la FMV es un florero.
Somos tantos que cada uno piensa
de una manera distinta pero no lo es porque puede dar un discurso a cualquier
hora sin habérselo preparado previamente. De hecho le pasó en los premios de
Las Provincias. Premiaron a JCF y no le avisaron que tenía que hablar,
improvisó y lo hizo muy bien. Es una figura muy muy querida, especialmente en
los pueblos. Conmigo han contactado personas mayores que querían conocerla. Me entran
ganas de llorar cuando me acuerdo de un señor mayor de un pueblo que estaba
malito y quería conocerla. Me llamó su nieto porque quería regalarle una
pulsera. En los municipios, ven a la FMV como a una diosa.
Habría que abrir más las Fallas a
los pueblos y de hecho, la germanor está para eso.
La última FMV de Rita Barberá
vivió una Crida accidentada, la del caloret.
No se enteró de nada porque
estaba muy pendiente de su discurso mientras hablaba la alcaldesa. Cuando
terminó y bajó de las Torres de Serranos, al ver la cara de todo el mundo no
entendía qué había pasado. El presidente de JCF, Paco Lledó, ya se lo contó en
el coche mientras la llevaban a casa.
¿Valencia ha sido injusta con
Rita Barberá?
Mucho, sobre todo en sus últimos
meses. A mí Rita me encantaba y nos trató estupendamente bien. Incluso, como
nota de humor, nos regaló la chapa del caloret.
¿Y el día que acaba todo?
Hay muchos días tristes, en que
parece que acaba todo, como el día de San José. mi hija se quemó el pecho con
una brasa y mi marido tuvo que retirarle unas pavesas a la alcaldesa. Tuvimos
una cremà muy difícil por el viento. Pero luego aún quedan la Virgen, Alicante,
Murcia, Burgos… Es verdad que la noche de San José te despides del chófer.
Realmente se acaba en la llamada
del año siguiente. Ese día te das cuenta que has pasado el año pero te queda el
buen sabor de boca de haber disfrutado de una experiencia única.
Y vuelta a la cotidianidad.
Poco a poco porque a la FMV la
siguen invitando a muchas cosas aunque Estefanía ensenguida retomó la oposición
y tuvo que renunciar a muchas cosas.
Y se abrió un nuevo panorama
laboral para su madre.
Así fue. Todos los años organizo
una feria low cost justo después de Fallas en el hotel Sorolla por donde
este año pasaron 70.000 personas. También organizamos nuestra exposición de
espolines en la Estación del Norte o encuentros con las novedades para 2020,
con mucha tendencia a l’antiga…
¿Ser FMV es un pasaporte
laboral?
La FMV conoce a muchísima gente
pero depende de cómo se lo plantee. Mi hija no ha querido pedir favores y, de
hecho, está en Bruselas becada por la Generalitat porque ha aprobado sus
exámenses. Incluso ha recibido alguna oferta de empresarios, por el tirón de
una FMV, que te abre muchas puertas.
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