Modesto Martínez.
Ya
lo hice hace un tiempo cuando hablé de los cambios que se nos
avecinaban. La formación de los gobiernos con sus respectivas
coaliciones está llevando a un panorama sinceramente nada
agradable para nuestra fiesta.
Para
empezar, ayuntamientos como Alzira o Gandia ya han suprimido
cualquier festejo taurino que se pudiera dar en su ciudad. Así
de tajantes. Otros quieren celebrar una consulta popular para los
próximos años. Sinceramente, por agravio comparativo, nos
debemos negar a realizarla. No imagino a un alcalde haciendo ir
a votar para la celebración de las fallas, de los moros y
cristianos o, sencillamente, para una procesión y tengo claro que
puede haber la misma polémica. Una división de la sociedad, como
alegan para lo nuestro.
A
veces pretendo entender su posición pero no puedo. Es imposible
poder someterme a comprender tal conato dictatorial. Actitudes de
otros tiempos donde se coartaba la libertad cultural. Sabemos que hay
prioridades, es uno de sus argumentos; pero han estudiado las
diferentes posibilidades. Apuesto que en muchos de los lugares donde
se van a prohibir ni siquiera, en su momento, se les daba subvención.
Y donde se diera, han valorado lo que luego revertía en el pueblo.
Pura demagogia. Está de moda ir en contra de nuestra fiesta
para ser un político “guay”.
Debemos
conocer la historia de nuestro pueblo para poder avanzar. Una
historia que nos ha hecho ser así, como somos, sin mirar la
ideología de quien estaba en los despachos. En este caso los toros,
como siempre he dicho y defendido, no han tenido color por mucho que
ahora algunos se empeñen en verlo así. Sólo nos queda esperar ese
cambio de óptica hacia nosotros y si como ellos dicen somos una
minoría, que nos respeten.
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