Carlos Tarazón / EPDA Es la realidad la que construye el lenguaje o es el lenguaje el que construye la realidad? Ésta, depende del punto de vista desde el que se mire y hay tantas realidades como seres humanos en la Tierra. Pero a todas las palabras les damos unas connotaciones, positivas o negativas, que nos ayudan a entender “nuestra realidad”. Sergio del Molino publicó en Madrid “La España Vacía” en el 2016. No fue una revolución como algunos señalan, fue más bien la gota que colmó un vaso que estaba ya roto.
Este libro consiguió conceptualizar un problema que no es sólo demográfico, sino de equilibrios territoriales. Un problema que habla de la falta de vertebración de nuestro país como tuvo que explicar después en su siguiente libro. Es verdad que poner en la agenda política lo que han venido a llamar “el reto demográfico” fue una alegría para quienes vivimos en esa España. Es verdad, que fue todavía una alegría mayor que se reconozca que sí hay decisiones que han ayudado a este desequilibrio, que se hable de una “España vaciada”, señalando que no pierde población porque las cosas son así, sino que algo ha pasado para que se vaya despoblando. Pero en esa España, que es el 84% del territorio nacional, todavía vivimos casi 8 millones de personas, el 16% del total.
Eso quiere decir que, según el Ministerio de Agricultura, en el 16% del territorio vive el 84% de la población. ¿Por qué no hablamos entonces de una España “llena”? ¿De una España “saturada”?, así que ni está “vacía” ni está “vaciada”. Si asumimos que no somos nada, que somos un “desierto demográfico”, ¿qué problema hay en poner la siguiente macroplanta de fotovoltaicas en la entrada de tu pueblo y destruir el paisaje, la siguiente macrogranja, el siguiente cementerio nuclear o el siguiente vertedero para recibir residuos que apenas generamos aquí?
Lo que nos une a todas las personas que residimos en esa España no es que vivamos en lugares donde no vive nadie, es que vivimos en el rural.
El 16 de noviembre se celebra el el día del Orgullo Rural. Orgullo, dignidad e involucrarnos en buscar y aplicar soluciones es lo que nos hace falta en la España Rural.
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