Chelo Poveda. /EPDA Ésta parece ser la premisa fundamental de la derecha, contra todo, siempre. Da completamente igual lo que se haga y lo que se proponga, da igual que se tomen medidas de puro sentido común o que sean medidas que está demostrado que funcionan en otros países o en otros municipios; para la derecha siempre todo mal, contra todo siempre.
Estuvieron en contra de la ley antitabaco, decían que tendrían que cerrar los bares. Estuvieron en contra de controlar el alcohol al volante, recuerden a Aznar vacilando de que a él nadie le decía las copas que podía o no podía tomar. Han estado en contra de subir el salario mínimo que es condición material de vida de la gente humilde y garantía de una vida digna, pero la derecha decía que se destruiría empleo y justo al contrario, el empleo aumentó. Decían que no serviría topar el gas y ahora pagamos el gas más barato de toda Europa. Y ahora, aplicando esa premisa fundamental y fundacional de derecha, están en contra de que controlemos en la medida de lo posible el consumo de energía.
Por supuesto, han puesto el grito en cielo y han dicho que controlar el consumo energético y subir un poco el aire acondicionado destruirá empleo y que los comerciantes perderán solo en Madrid cinco mil y pico millones. Fíjense en la paradoja, ahorrando en consumo de energía en vez de aumentar el margen de beneficio resulta que van a perder... Abandonan toda lógica y se lanzan al recurso típico de la derecha, el miedo y el ante-proyecto. Pero queda pensar en algo peor pero muy factible: si ahorramos en energía ganan menos las energéticas, y si ganan menos las energéticas ganan menos sus accionistas, es decir, gana menos la élite elitista de la derecha de este país.
Sin embargo nosotras tenemos que decir muy alto que las medidas que el gobiernos de coalición y especialmente aquellas que Podemos impulsa tienen un claro objetivo, el bien común. ¿Desde cuándo ahorrar energía es malo? ¿Acaso no ahorramos en energía en nuestras casas para evitar el despilfarro? ¿Acaso no enseñamos en nuestras casas a las niñas y los niños a apagar la luz al salir y a cerrar el grifo cuando se lavan los dientes?
El sentido común es el menos común de los sentidos en la derecha anti-todo de este país. Cada día que pasa el proyecto colectivo, social y democrático de Podemos cobra más sentido, cada día tiene más sentido la fuerza de pensar para el bien común, ya sea a través de la sanidad, la educación, la igualdad y el feminismo, el consumo energético o la lucha contra el cambio climático.
Al final, esto va elegir entre tres proyectos: apostar, como en una ruleta de casino, por la anti-política de la derecha que aprovechan para forrarse y que siempre acaba con los derechos de todas y todos recortados; resignarse a la tímida apuesta social del PSOE y su nula vocación transformadora; o elegir la opción de Podemos, es decir, elegir ampliar los derechos sociales y los servicios básicos como sanidad y educación, elegir una política económica y fiscal valiente que redistribuye la riqueza y una política eco-feminista valiente que afronte con vigor pero también con esperanza los cambios sociales, productivos y económicos que nos hacen falta. En tu mano está apostar a la ruleta del PP en la que siempre gana la banca, o por la resignación del PSOE o elegir la política con mayúsculas.
Sí se puede.
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