Varios alumnos. EFE El ministerio y las comunidades autónomas han llegado a un acuerdo
sobre cómo terminar este curso. El texto ha venido precedido de la publicación de encuestas sobre la visión de los profesores, debates en
el Consejo Escolar Estatal, declaraciones de las asociaciones de madres y
padres y multitud de artículos de sociólogos, pedagogos, psicólogos y expertos. A veces, en el
debate, se apreciaba más una visión de defensa de uno o de otro
colectivo, se reflejaba el hartazgo de las familias por la situación que estamos viviendo o se
denunciaba la acumulación indiscriminada de tareas por parte de los
centros, que una propuesta seria sobre las necesidades de nuestros niños, niñas y jóvenes.
El acuerdo, más allá de constatar que el curso acaba
cuando estaba previsto y que se seguirá impartiendo materia y evaluando ”cualitativamente y
cuantitativamente” teniendo en cuenta las circunstancias y flexibilizando los objetivos
conceptuales a alcanzar, solo resulta interesante para las familias y el
alumnado en el punto que habla de ofrecer acompañamiento este verano a aquellos y
aquellas que necesiten refuerzo para comenzar el curso siguiente en las mejores
condiciones posibles.
Se habla en el texto acordado de evaluación continua y formativa, de
informes individuales… algo que ya existe sobre el papel y que ya se
debería estar aplicando.
Da la sensación, además, que se han de proponer toda
una serie de puntos sobre que los centros deben “acompañar”, “coordinarse”…
porque hasta ahora
no ha sido así y algo está fallando. Nos podemos preguntar ¿Dejaría un docente o un claustro en la estacada a
un chico o chica que hubiera atravesado una situación difícil
durante el curso? ¿Ha habido algún claustro que no haya tenido en
cuenta las circunstancias personales de su alumnado a la hora de decidir su
promoción o repetición? ¿Hemos evaluado en las famosas
competencias? ¿Conocemos a cada uno/a de nuestros/as alumnos/as, sus capacidades,
talentos, habilidades y desarrollo?
Respondiendo a estas preguntas, en los cursos anteriores, la norma de
pasar de curso a todo el alumnado posible ya se supone que se estaba aplicando.
Solo la excepcionalidad, basándonos, además, en que pueda resultar beneficioso para el
chico/a que repite, puede justificar la repetición. Literalmente la norma que se
venía aplicando decía esto “La repetición se considerará una medida de carácter extraordinario y se tomará después de
haber agotado las medidas ordinarias de refuerzo y apoyo para solventar las
dificultades de aprendizaje del alumno o alumna.” Ahora
se nos quiere presentar como algo novedoso en el acuerdo de la conferencia
sectorial de educación del 15 de abril que la repetición de curso es extraordinaria,
que “la promoción de curso será la norma general” y que “la titulación debe ser la práctica habitual” para 4º de la ESO y 2º de Bachillerato:
¿No lo era
ya? Por tanto no existe ni se propone ningún aprobado general sino que pase
de curso el mayor número de gente posible y que repita aquel que lo necesita, bien
justificado por el claustro (si no era ya así, apaga y vámonos) como algo que redunda
positivamente en el alumno. En la enseñanza secundaria, aquellos que
pasen con alguna materia suspendida se encontrarán con que deben recuperarla en
algún
momento. Con esto se resuelve el debate sobre la justicia o injusticia para con
aquellos que tienen mejores resultados académicos gracias a su esfuerzo.
El profesorado, los centros educativos y la administración pueden sacar muchos
aprendizajes de esta situación y hacer una reflexión pausada y profunda sobre cómo queremos que sea nuestro
sistema educativo en el futuro, cómo debemos enfrentarnos a los retos venideros
y cómo
coordinar y organizar mejor a los equipos docentes. De la misma forma el
profesorado puede plantearse cuál piensa que debe ser su papel a largo, medio
y corto plazo, por ejemplo este verano cuando sus alumnos sí
que necesiten
refuerzos y clases porque no han tenido la posibilidad de llegar a una meta
fijada hace demasiados meses. Sería bonito que, además de enseñar y aprender matemáticas, historia o biología, todo esto sirviera para algo
más.
Vidal es jefe de Estudios de Secundaria en València.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia