El presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, y su homólogo en la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), David Aganzo, están más alejados y enfrentados que nunca después de haber vivido muchos momentos juntos dentro y fuera de los terrenos de juego, como el histórico ascenso logrado en las filas del Levante el 5 de junio de 2004.
Los abrazos y gestos de alegría que se dedicaron aquel día en el estadio Chapín de Jerez de la Frontera, donde el Levante venció por 1-2 para regresar a Primera división casi cuarenta años después, se han convertido en acusaciones cruzadas, denuncias televisadas y una implícita declaración de guerra.
Rubiales y Aganzo, dirigidos desde el banquillo por el carismático Manolo Preciado, fallecido de un infarto en 2012, compartieron la camiseta azulgrana en la temporada 2003-04 y lograron uno de los mayores éxitos deportivos en sus respectivas carreras, a pesar de que luego Rubiales volvería a subir con el Levante y Aganzo haría lo propio con el Rayo Vallecano.
Tras aquella exitosa temporada conviviendo en el mismo vestuario, dos de los dirigentes más importantes del fútbol actual separaron sus vidas. Rubiales permaneció en el Levante hasta 2008 y luego solo jugó una campaña más, en Segunda división con el Alicante.
Mientras, Aganzo, que había jugado cedido en València por el Real Madrid, se marchó al Racing de Santander y militó después, entre otros equipos, en el Alavés, Rayo Vallecano y Lugo, club en el que puso punto y final a su carrera en 2015.
Sin embargo, sus caminos se volverían a unir más adelante. Rubiales, licenciado en Derecho, había relanzado su carrera fuera del césped como presidente de AFE, puesto que ocupó desde marzo de 2010 y que le permitió conocer los entresijos del negocio del fútbol desde otra perspectiva.
Cuando Rubiales, en noviembre de 2017, se vio preparado para dar el salto a la presidencia de la RFEF contó con Aganzo como su delfín en AFE, pues éste se había incorporado a su grupo de trabajo en el sindicato de futbolistas y el andaluz pensó que el madrileño sería un buen aliado como presidente.
Pero la buena relación entre los dos presidentes duró poco. El abogado andaluz se convirtió en presidente de la RFEF en mayo de 2018 y, enseguida, comenzaron las primeras fricciones entre ambas entidades por la postura de AFE en distintos asuntos, como los partidos que LaLiga planeó en Estados Unidos, el calendario y horarios del fútbol español o el nuevo formato de la Supercopa.
, cuya escasa sintonía estalló cuando la Cadena SER emitió una conversación entre ambos en la que el presidente de AFE quedaba en mal lugar por su supuesta sintonía con Javier Tebas para organizar el final de temporada.
AFE anunció que denunciaría a Rubiales por la grabación y filtración de esos audios y en el entorno de Aganzo se sospecha, además, que miembros de AFE cercanos a Rubiales han promovido algunos de los últimos movimientos para desbancar al exfutbolista de la presidencia del sindicato de jugadores, según publicó el diario ABC.