Jesús González, a la derecha, junto a la Reina Letizia. //PAIPORTA Nos ha pasado de todo. En estos cuatro días maravillosos hemos pasado frío, dolor, cansancio, pero sobre todo hemos sentido el aliento de las personas, siempre a nuestro lado. La lluvia, el viento y la nieve han sido constantes compañeros en estas cuatro jornadas, de lunes a jueves entre Paiporta y Madrid. Aunque estoy acostumbrado a las carreras de larga distancia, esto es diferente. Puedo decir que hemos sufrido mucho, pero ha valido la pena.
Cuando subíamos por las carreteras de montaña en Cuenca los camiones nos pitaban y nos animaban al vernos a pie, corriendo con las camisetas rojas de la Selección española. Debíamos parecerles como una especie de pelotón al estilo de una Vuelta ciclista.
“Estáis locos, vaya pelotas tenéis”, nos grita un transeúnte. En Minglanilla nos esperan cincuenta personas aguantando un chaparrón. Descansamos y volvemos a la carga, esta vez camino de Honrubia. El martes 24 cumplimos con la mitad del reto.
La verdad es que algunos estamos empezando a flaquear, pero recuperamos durante la noche. El miércoles nos despertamos tristes pues nos llega la notícia del accidente de avión, En Villarrrubio nos espera un autobús lleno de gente que ha venido desde Valencia para acompañarnos en el homenaje que hacemos a Nino Bravo en la curva donde perdió la vida en un accidente de tráfico. Luego partimos a Tarancón y en los últimos tres kilómetros del trayecto se une a nuestra marcha a pie el gran Juan Carlos de la Ossa, atleta oriundo y gran especialista en el campo a través que quiere compartir un trozo de reto con nosotros.
Ha nevado y se me han congelado las piernas, me duelen mucho, pero hay que seguir pues ya sólo nos queda una jornada. La cubrimos sin contratiempos. Llegamos a Madrid, a la Dirección General de la Guardia Civil. Estamos muy contentos. Reto conseguido.
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