las barcas de vela latina navegan por la Albufera. EPDA El nuevo calendario de exhibiciones permitirá volver a ver la estampa de las barcas de vela latina navegando por la Albufera como se hacía antaño. La Federación Valenciana de Vela Latina ha organizado de nuevo el programa que se inició el pasado mes de marzo, con la llegada del buen tiempo, y en el que participan asociaciones de Silla, Catarroja, Sollana, El Palmar y Alfafar, que mantienen viva esta tradición ancestral y autóctona del lago.
La próxima salida está prevista para el 29 de abril, de la mano de la Associació de Vela Llatina de Silla, y la siguiente será el 13 de mayo, organizada por Els Peixadors de Catarroja. Ese mismo mes habrán otras dos exhibiciones, a cargo de los dos clubes de Silla los días 20 y 27. El 10 de junio le toca el turno de nuevo a Els Peixcadors de Catarroja y el 17 de junio será la asociación de Silla. Todos los sábados del mes de julio están ocupados por una exhibición y en septiembre, se podrá disfrutar los días 2, 17 y 23.
Las barcas salen de cada puerto para empezar a competir en la zona más central de lago, rodeando las matas y aprovechando al máximo el viento, por lo que es posible ver la exhibición desde algunos puntos desde tierra. A pesar de que no se trata de una competición, los participantes miden su destreza con la vela y buscan alcanzar la mayor velocidad posible para hacer el recorrido, marcado de antemano.
Esta forma de navegar así como la pesca tradicional son dos de las costumbres que están declaradas como Bien de Interés Cultural (BIC) desde 2016 con el objetivo de "salvaguardar el patrimonio cultural valenciano", ya que se trata "de manifestaciones residuales de formas de vida que el progreso y los cambios sociales han ido haciendo desaparecer".
La vela latina fue el sistema de transporte utilizado por todos aquellos que tenían la Albufera como su medio de vida, moviendo con estas artes las embarcaciones entre los campos de arroz, los puestos de caza o pesca, así como el resto de actividades de transporte, auxiliándose de la percha cuando el viento era escaso o inexistente. La tradición se remonta incluso a época romana.
Poco a poco el uso del motor fue descartando esta navegación lacustre, hasta hacerla desaparecer, pero gracias al trabajo de las asociaciones de los municipios bañados por el lago pervive y se ha convertido en un bien a proteger. En Catarroja existe una escuela de vela latina que cada año forma a una veintena de personas que quieren aprender esta forma de navegar y todo el léxico que va asociado a ella.
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