Susana Gisbert.No
es la primera vez que me asomo a estas páginas para hablar de
cuentos. Y no sé si será porque soy una cuentista o porque tengo
mucho cuento, o tal vez porque estoy harta de que nos cuenten
cuentos, que me apeteció hablar de ello otra vez.
Llevamos
tanto tiempo escuchando los cuentos infantiles, y sus remakes de
Disney, que prácticamente no los cuestionamos.
Pero,
como se aproxima el día de la huelga feminista, hoy decidí poner a
las protagonistas de los cuentos de toda la vida en modo
reivindicativo y cuestionar su modo de vida.
Las
primeras en unirse, sin duda alguna, van a ser Blancanieves y la
Ratita Presumida. Faltaría más, con lo que les toca trabajar cada
día. La una, venga a limpiar, lavar y cocinar para siete enanitos
que se van a la mina cantando al trabajar. Y la otra, todo el día
dale que dale a su escobita y teniendo que estar, además, divina de
la muerte cada vez que le pregunta alguien si se quiere casar con
ella. Pues ea, escobas fuera. Que se vayan a comar a un MC Donals y
se limpien sus cositas si quieren que reluzcan. Se acabó la miseria.
Veremos a ver si vuelven tan contentos de la mina o de donde quiera
que vayan.
En
cuanto se ha enterado, Cenicienta se une, que por algo es la cima de
la sobreexplotación. Que se zurzan las medias las hermanastras, y
que cocine la madrastra. Acabáramos. Que ella se va de marcha con el
Hada Madrina, que también está un poco harta de obrar prodigios
para que se aproveche un príncipe desocupado. Y ya puede correr, que
a las 12 no va a tener detrás de quien.
Otra
de las que se une enseguida es Mamá Osa. Que está harta de cuidar
de Papá Oso y del Osito, y de tenerles sus tazones preparados cada
día. Así que, cuando llegue Ricitos de Oro, en vez de tanto
melindre, la agarrará de los tirabuzones y se marcharán juntas de
paseo.
Igual,
por allá por los bosques de los cuentos, se encuentran a Gretel,
cansada de cocinar y fregar para la bruja y de tenerle que sacar las
castañas del fuego a su hermano tontorrón. Ella también se marcha
de paseo. O mejor, los manda a paseo.
Y
como no hay bosque que se precie sin Caperucita y el lobo, hasta ella
también llegaron los ecos de la revuelta, así que le ha dicho a su
madre que se ponga la caperuza su hermano el mayor, y que sea él
quien lleve la cestita de las narices, que ya la tiene harta. Ya
recogerá ella a su abuelita y hablarán de otrras cosas más
interesantes que el tamaño de su nariz, sus orejas o su boca.
Por
supuesto, no se pueden olvidar de la mamá de los siete cabritillos,
todo el día agobiada cuidándolos mientras el padre anda por ahí
zascandileando. Que se quede él a cuidarlos y no tendrán que estar
preguntando al pesado del lobo cuando llame a la puerta.
Así
que ya saben. Si conocen a alguna protagonista de los cuentos, hagan
correr la voz. Me llegan rumores de que la bailarina ha dejado
plantado al soldadito de plomo, y que la Sirenita anda buscando a sus
compañeras como pez fuera del agua. Y seguro que son más. ¿Las
acompañamos?
SUSANA
GISBERT
(TWITTER
@gisb_sus)
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