Fernando López-Egea.
En
estos tiempos donde las consignas, las frases hechas y las modas
efímeras, están siendo cuestionadas como consecuencia unas veces
del cabreo y la desesperación y otras por la lucidez de comprender
que este modelo de sociedad es insostenible y profundamente injusto,
es un buen momento para cuestionar desde la izquierda , viejos
dogmas -en plena crisis de civilización-, que sostienen al
capitalismo y que están generando profundas diferencias sociales y
territoriales, además de un genocidio sistemático de incalculables
proporciones en el planeta tierra. Estoy hablando del “Mercado” y
la Competitividad”. Diariamente escuchamos frases prefabricadas de
la necesidad de ser “competitivos” o de esperar a que el “libre
mercado” resuelva el paro, la explotación, el hambre, la
miseria…
Es
evidente de que los que lanzan este mensaje son consciente de
que estas políticas que permiten obtener grandes beneficios a unos
pocos son incompatibles con los derechos Humanos DD.HH. de
la mayoría de la población. Thyssenkrupp Steel cierra GALMED
aludiendo a la necesidad de ajustar los productos y los procesos para
ser competitivos en el mercado del acero. En nombre de la
competitividad y el mercado se han llevado a cabo reformas laborales
que reducen los costes laborales, abaratan los despidos, aumentan
la productividad y bajan los salarios. Quiero recordar las palabras
del Ministro de Industria Soria respecto a Galmed cuando manifestó
literalmente que “las soluciones o propuestas que plantea
Thyssentkrupp Galmed se enmarca en el ámbito de la libertad de
gestión de la empresa, en el que el Gobierno no puede intervenir por
tratarse de un ámbito de decisión privado”. Y la pregunta
que nos hacemos es ¿Esa es la respuesta que va a dar el PP a los
trabajadores de Bosal? Aunque soy consciente de que el ser humano
necesita motivación, estímulos para producir objetos,
utensilios…, el concepto competitividad tal y como se está
utilizando tiene un componente darwinista y de enfrentamiento
donde triunfa el más fuerte recogiendo un componente fascistoide
peligrosísimo.
Los
seres humanos tenemos la capacidad de planificar, de saber que los
recursos del planeta son limitados, de poder organizarnos para
repartir el trabajo y la riqueza, de disponer de unas
condiciones dignas de vida donde la solidaridad sustituya el sálvese
quien pueda y donde apliquemos la tecnología en beneficio de
las personas para disponer de tiempo libre como un bien preciado
para participar en la colectividad. Hoy cuando el concepto
competitividad y mercado se utilizan incluso por la Ley Wert para
dibujar que tipo de educación quiere impartir, instaurando el
mercantilismo más salvaje en el sistema educativo, tenemos la
obligación de diseñar con los trabajadores, los mayores, los
dependientes… y siendo consciente de su dificultad, un modelo de
sociedad alternativo. Algunas ideas y reivindicaciones que hemos
hecho desde EUPV y el PCPV son más necesarias que nunca: Reducción
jornada laboral a 35 horas y reparto del trabajo; Planificación
democrática de la Economía; Sector Público Fuerte; Democracia
Participativa; Nacionalización de la Banca; Sanidad, educación
pública y gratuita; desaparición de los paraísos fiscales;
Estado Federal y República… y un Proceso Constitúyete que permita
articular este modelo de sociedad alternativa.
El
debate y la posibilidad está abierta, ahora depende de todos
nosotros/as.
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