Calle en Nueva York vacía por el huracán. CAROLINA RODRIGO Lo que iba a ser un viaje de vacaciones a la Gran Manzana se convirtió en toda una experiencia para Carolina Rodrigo y su pareja Carlos Villanueva. Y es que estos dos vecinos de Sagunto fueron testigos de los efectos del temible huracán Sandy, que azotó a la ciudad de Nueva York el pasado lunes 29 de octubre. "Nos daba miedo salir por la noche a la calle porque media Manhattan estaba a oscuras y el tráfico era un caos, porque no iban los semáforos. Era muy peligroso cruzar de una acera a otra", detalla Carolina todavía asombrada por el ambiente desolador que invadió Nueva York durante la noche de la llegada del huracán.
"Te esperas encontrar con las calles de Nueva York llenas de gente, y fue todo lo contrario. No había gente en la calle y sólo pasaban coches de policía y de bomberos", relata Carolina. Durante su estancia sufrió en sus propias carnes los problemas en el transporte, pues "cerraron el metro, las líneas de autobús y las carreteras de acceso a la ciudad". "Teníamos que caminar para poder ver los lugares más emblemáticos e incluso mi amiga, que nos dejó la casa para alojarnos, no pudo estar con nosotros porque se encontraba en Boston y habían cerrado el aeropuerto de Nueva York. Alcanzamos a vernos sólo 20 minutos antes de regresar a España", lamenta Carolina.
La sensación de alarma durante el día en el que se esperaba la llegada del huracán Sandy era visible, sobre todo, en los supermercados. "La gente había acudido en masa a comprar, sobre todo, productos básicos. Nosotros no encontramos en ningún establecimiento pan y tuvimos que comprar tortitas de maíz además de un poco de verdura, pasta y cosas para el desayuno".
Ya cuando el huracán Sandy tocó tierra "veíamos desde el balcón chapas metálicas volando y objetos que no nos daba tiempo a identificar". Además, según explica Carolina "al lado de nuestra casa había una grúa colgando que se temía que cayera sobre la finca, pero por suerte no llegó a pasar". "La peor parte se la llevó la zona baja de Manhattan donde sí hubieron muertos", afirma. Tras esta experiencia, Carolina afirma que no tiene ganas de volver a Nueva York.
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