Daniel Matoses, en su despacho del CSIF. VICENTE RUPÉREZ Preside el CSIF, el sindicato que representa a 18.000 trabajadores valencianos. Reclama más camas hospitalarias y más empleados para asegurar el sistema público, incapaz de responder actualmente las necesidades de los valencianos. “El descontrol en Urgencias, las listas de espera y la saturación de los ambulatorios están permitiendo que la privada haga más negocio que nunca”. Defiende los conciertos educativos, la reversión siempre negociada del hospital de Dénia y el valenciano como mérito pero no como requisito. Y aboga por la abstención de PP o Cs para conformar un Gobierno de España.
¿Qué carencias presenta la sanidad valenciana?
En cuatro años no se ha construido ningún centro sanitario y, por tanto, hay una carencia importante de infraestructuras sanitarias. Se necesitan camas y profesionales. Acudir al autoconcierto es un fracaso que no ha servido para nada, con listas de espera que cada vez se engrandecen más. Las puertas de Urgencias están sobresaturadas y esto repercute muy negativamente en los trabajadores. El paciente siempre se enfrenta con la persona que tiene enfrente cuando no recibe una atención satisfactoria y ni el administrativo ni el celador ni el enfermero ni el médico son los responsables. Nosotros somos el único sindicato que no hemos suscrito el plan de recursos humanos porque entendimos que no respondía a las necesidades por departamentos.
¿Las listas de espera tienen solución?
Incrementando los recursos humanos y los materiales. Si funcionan los quirófanos por la tarde pero no tienes camas en la UCI o en planta, no se pueden desarrollar las actuaciones. Y no sólo se necesita al cirujano sino los servicios transversales de un hospital, como Anatomía Patológica o Radiología, y el resto del personal de enfermería, celadores... Las cosas se han hecho muy mal durante la etapa de la consellera Montón.
¿Qué hospitales están en peores condiciones?
En prácticamente todos hay carencias. En Gandia por ejemplo el comité de empresa le expuso a la alcaldesa las graves deficiencias de personal, y hablamos de un centro de los más nuevos. Sólo se ha desarrollado una inversión importante en Alzira, porque se quería justificar la internalización y aún así las listas están subiendo.
¿En Alzira se presta peor atención?
Por supuesto y hay descontento sobre todo entre el personal. Sin entrar en el fondo de la cuestión, la forma no ha sido la adecuada y aún generará muchos problemas judiciales.
¿Sí o no a la reversión del hospital de Dénia, en la Marina Alta?
No quiero pensar que todo lo que se dijo en periodo electoral se vaya a ejecutar. Para desarrollar una expropiación forzosa, hay que incumplir el convenio que sólo contempla la posibilidad de incumplimiento por una fuerza mayor muy demostrable en cuanto al perjuicio que causa. Como no se podría demostrar, el proceso acabaría en los tribunales y seríamos los valencianos los que tendríamos que pagar una expropiación indebida. Así que confío en el sentido común, para que si se lleva a cabo una reversión sea de común acuerdo.
La pasada legislatura se vivieron momentos de tensión entre la Generalitat y el IVO. ¿Se repetirán?
Supongo que se operará con los mismos controles de calidad del resto de hospitales privados para que los pacientes reciban la atención adecuada y que el dinero público que se destina se emplee adecuadamente.
¿Actúa la inspección sanitaria?
Debe hacerlo siempre que se preste una atención pública, incluido en el IVO para velar por las exigencias de cantidad y calidad. Casi con toda seguridad, debería incrementar su plantilla para garantizar el control. Lo que provoca el descontrol en Urgencias, la saturación en Atención Primaria y las listas de espera es que las aseguradoras privadas se estén poniendo las botas. La consellera Montón predicaba que no quería que se hiciera negocio con la Sanidad y, precisamente, ella es la que más lo ha incentivado. La privada hace más negocio que nunca.
¿Público o privado?
Para el valenciano lo más importante es tener la Sanidad que precisa en el momento en que la necesita. Tenemos que procurar que cada vez lo público gestione más pero sin que vaya en detrimento de las necesidades de los valencianos. Un paciente es una persona en una situación muy singular. En estos momentos lo público no puede responder. Ahí está la clave.
¿Y en educación?
El énfasis se ha puesto en la ideología frente a la gestión. Lo prioritario es la estabilidad para los profesionales, con un 30% de interinidad y que eliminemos los barracones. Y que no se priorice la lengua sobre la calidad y la cantidad de la enseñanza. Sin los concertados no se sostendría el sistema educativo. Si entregaran las llaves, el problema sería gordísimo porque no hay infraestructura para asumir la demanda. Habría que montar tiendas de campaña.
La consellera Bravo defiende que en Sanidad no prime el requisito lingüístico.
Estoy de acuerdo y lo extiendo al resto. Yo soy valenciano parlante pero no quiero que me impongan una lengua. Aquí no hay un problema de lenguas y se genera donde no lo hay por criterios políticos. Ha de ser un mérito pero no un requisito.
¿Habrá Gobierno de España?
Yo lo quiero y sería bueno que se abstuvieran o PP o Ciudadanos.
¿Los funcionarios tienen mala prensa?
La han tenido en el pasado y muchas veces las actuaciones que no gustan no son responsabilidad de ellos sino del político que los dirige y del legislador que legisla.
A la sede del CSIF de la Comunitat Valenciana, en la ciudad de València, se accede por la calle Alicante, una de las más afectadas por los carriles bici. ¿Qué le parece?
No han estado muy acertados. Soy partidario del carril bici ordenado, pero no que estrangule a conductores y peatones. Hay que usar de todo sin abusar de nada.
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