Daniela. FOTO VICENTE RUPÉREZ
Daniela posa para ElPeriodicodeAqui.com. FOTO VICENTE RUPÉREZ La Fallera Mayor Infantil de València (FMIV) 2018 quería que se la recordara como una niña diferente. Y lo consiguió en su Crida, en la que acuñó un lema con el que se fabricaron hasta camisetas: Ser fallera es una extraescolar. 1.500 actos acompañada de 17 trajes, fundamentalmente del siglo XVIII, de todos los colores menos uno, el morado. Prefiere los oscuros, también para vestir de particular: “Los colores no tienen edad”.Elige las mantillas largas y un único moño, aunque es consciente que le favorecen más los rodetes. De particular, los diseños de Sonia Remohí: por encima de la rodilla, con poco vuelo, de talle alto, sin flores en la cabeza y con manoletinas doradas o plateadas, aunque las tenía de todos los colores.
Le molesta que se insinúe que una FMIV necesita un enchufe:“No me gusta nada que se diga, como pasó conmigo porque mi tía era vicepresidenta de Junta Central Fallera (JCF). Por ejemplo, mi hermana fue fallera mayor infantil de nuestra falla en 2013 y no fue elegida ni en el sector”. Los gustos son subjetivos pero, en general, se busca “un perfil responsable, con ganas y que no finja ser quien no es”. Es fundamental que la ilusión la tenga la niña y no sus padres. En su caso, el gusanillo no se le despertó hasta 2015.
Las 73 niñas preseleccionadas inician ahora su sueño para convertirse en FMIV. ¿Qué consejo les darías?
Sobre todo que disfruten porque es una experiencia que no se puede volver a vivir. Es un tiempo super bonito. Las pruebas no son difíciles pero algunas sí que son más duras. Otras son más guays, por ejemplo en mi año nos mandaron hacer un gorro con material reciclado con el que luego desfilamos. El mío fue una pamela de cartón con una tira que simulaba un lacito.
Hay otras más complicadas, como pasar un día entero en el salón Forsañ, con entrevistas y simular un pequeño discurso en una falla que celebrara su 70 aniversario.
¡Calvestra me encantó! Allí se valora cómo te comportas. Estás con monitores y no con el jurado y se tiene en cuenta por ejemplo si dos niñas se discuten, como pasó nuestro año en el Forsañ. Has de ser siempre tú misma sin forzar. Está bien tener iniciativa pero sin pasarse porque tampoco puedes monopolizar la atención.
La leyenda urbana dice que en Calvestra hay que comer de todo.
Pues justamente dieron para almorzar bocadillos de atún, que es el único alimento que no tolero. Así que no almorcé y no pasó nada.
¿Y la prueba del cóctel?
Recuerdo que fue un día en que estuvimos vestidas de falleras y nos dijeron que en una hora teníamos que volver a otro sitio para un cóctel de gala. Elegí un vestido dorado y más larguito, con una diadema a juego pero, a diferencia de otras niñas, no iba peinada de peluquería porque tampoco me dio tiempo. No hay que pasarse.
¿Daniela tiene mucha personalidad para vestir?
Si no me gusta, no me lo pongo. La ropa de Sonia Remohí, por ejemplo, me encanta. No me gustan los vestidos de particular con cancán. Prefiero lo básico y de talle más alto, por encima de la rodilla y en colores, me quedo con rosas o fuertes y, de hecho, el día de la llamada llevaba un vestido negro con una especie de flores de papel color fucsia.
Prefiero el pelo suelto. De zapatos creo que tengo una manoletina de cada color y siempre se debentener plateadas y doradas porque combinan con todo.
¿Ese fue el día?
¡Sin duda! Fue uno de los días en que más nerviosa estaba, en mi casal con mi familia y mi comisión. ¡Lloré muchísimo! Éramos 13 niñas y, aunque nunca pierdes la esperanza, siempre piensas que es difícil.
¿Qué preguntan en las entrevistas?
Las hay personales, por parejas y en grupos. Quieren saber si realmente aspiras a ser FMIV. En mi caso, dije que sí. Hay que ser sincera porque puedes quitarle la oportunidad a otras niñas que quieran serlo y hay que ser consciente de lo que supone, sobre todo en marzo, que puede resultar un poco cansado. Has de querer serlo tú y no tus padres.
Y siempre en las entrevistas, ser sincera y no decir por ejemplo que no te duelen los rodetes si te molestan. Yo lo dije, por ejemplo, y no pasa nada.
¿Qué actitud deben mantener los padres?
Nunca decirte que vas a ser corte de honor o FMIV. Mis padres me dejaron clarísimo que no pasaba nada si no salía elegida y que en ese caso, nos iríamos de viaje donde quisiera.
¿Se necesita un enchufe?
No me gusta nada que se diga como me sucedió a mí porque mi tía era vicepresidenta de JCF. Por ejemplo, mi hermana fue fallera mayor infantil de nuestra falla en 2013 y no fue elegida ni en el sector. Siempre dependes de un jurado pero, en general,se buscan responsabilidad y ganas. Nunca se debe fingir que eres otra persona.
¿Querías ser FMIV?
Es muy raro pero ¡no! A mí de pequeña me preguntaban si quería ser fallera mayor de mi falla y siempre decía que no hasta que en 2015 fue mi prima y ahí me empezaron a entrar las ganas así que el regalo de mi Primera Comunión fue decirme, como regalo, que lo iba a ser.
En la Crida, acuñaste el lema de que las Fallas son la mejor extraescolar.
Para hacer el discurso me ayudó mi tío Felipe, al que le transmití algunas ideas y lo hicimos entre los dos. Ser fallera es claramente una extraescolar. Yo siempre he sido muy participativa: ese año iba a hacer teatro, que al final no empecé por estar preseleccionada; declamación; concursos de dibujo; playbacks… me apunto a lo que puedo.
La Crida fue mi acto favorito. En mi casa, estaba temblando como un flan viendo desde la ventana a la gente yéndose caminando pero cuando llegué a las Torres de Serranos me llené de energía y emoción. Recuerdo que vestía un espolín Claveles con un corpiño color calabaza que fue el único que no me terminaba pero posteriormente me gustó bastante.
¿Y el espolín oficial?
Fue totalmente decisión mía y me encantó. Me hicieron 17 trajes, que tenía repartidos entre la casa de mi tía y la de mis yayos. JCF siempre te marca si has de ir del XVIII o del XIX y luego, sobre esa norma, tú vas eligiendo cuál te pones para cada acto. Mis favoritos son el oficial y el que estrené marrón el día de las Fuerzas Armadas. El único color que no tengo es morado.
¿Corpiños y mantillas?
Hay muchísimas procesiones y hacen falta. Las mantillas me gustan más largas porque por el viento las puedes sujetar con las manos ligeramente. Son más cómodas.
El abanico también es una pieza esencial, por ejemplo en las mascletàs de Alicante.
Los pololos es verdad que te evitan calor por el sudor. Es un error pensar que a más ropa más calor.
1.500 actos. ¿Un año muy pesado?
A mí no me lo pareció. Lo más importante de la indumentaria son los rodetes, que me dolieron bastante porque perdí bastante pelo pero mi peluquera, Judit Górriz me ayudó mucho y me puso extensiones para agarrarme los rodetes. El pie me creció tres tallas pero llevé muy bien los zapatos. Y en cuanto a los aderezos, siempre me gustan más dorados que plata.
¿Los más intensos?
La llamada y la noche de la Fonteta, que ha sido uno de los días que más nerviosa he estado de toda mi vida. Vestía de verde con tres moños. En el momento final estamos 73 niñas en una sala muy pequeña con mucho calor y ya es o todo o nada. Me llamaron la sexta. Justamente cuando salí de la Fonteta, me encontré una ficha de dominó con un número 6, que guardé de recuerdo. Yo llevaba el número 12, que es mi favorito desde entonces. A mí me gusta más desfilar mirando al público y sonriendo al ritmo que lleves de normal, ni ir super lenta ni corriendo.
¿Y desde la Fonteta hasta la llamada del alcalde?
Es el mismo jurado y creo que es mejor porque te conocen más. Tampoco son pruebas muy complicadas. Fuimos un día entero vestidas de falleras por el centro, visitamos el Mercado Central donde los turistas siempre nos paraban a hacernos fotos. A mí me gusta pararme porque es muy guay que alguien que no te conozca de nada quiera fotografiarse contigo.
¿Qué indumentaria vestiste el año de fallera mayor infantil de tu falla, Martí L’Humà-Santa María Micaela?
Mi traje para la presentación fue de color verde, llamado Jacarandas, del siglo XVIII, que es mi preferido y el que llevé en la Fonteta. Con la indumentaria, siempre me ha ayudado mucho mi tía. Prefiero el XVIII porque lo veo más elegante y vistes más cómoda. Es posible que me favorezcan más los tres moños aunque llevo mucho un moño solo. Y estrené otros tres trajes, aparte del verde, negro, amarillo y naranja. Con el negro llamé la atención porque era más habitual en falleras mayores que en infantiles. Siempre he pensado que los colores no tienen edad.
¿Cómo es esa vuelta a la comisión después de haber sido FMIV?
Con muchísima alegría. Tenía ganas de tirar petardos y ser una fallera normal.
Y de un día para otro pasas de todo a nada.
Los últimos días fueron duros porque, efectivamente, pasas de todo a nada pero es normal porque es lo que toca. Hay que saber retirarse y dar el protagonismo a la nueva FMIV.
¿Cuál es el punto fuerte de Daniela?
Estar siempre contenta y si la gente me habla, pararme y saludar.
Me gustaría que me recordaran como simpática y diferente y que le haya gustado al mundo fallero. En alguna entrevista que he visto, me emociona que algunas niñas preseleccionadas me nombren. Intenté ser diferente por ejemplo en mi discurso de la Crida cuando dije lo de que ser fallera es la mejor extraescolar. En la indumentaria sí que innové porque llevé más siglo XVIII.
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