Susana Gisbert.De
vez en cuando pasa. El calendario tiene estos caprichos y resulta que
se nos juntan nuestras fiestas con la Semana Santa sin solución de
continuidad. Y nos hacemos un lío sin saber si toca comer buñuelos
de viento o de bacalao, paella o mona de Pascua, o ponerse peinetas o
capirotes. Y así no hay quien se aclare.
Confieso
que en estos días he mirado la agenda y el calendario tropemil
veces, porque ya no sé cuando se trabaja o cuándo no, y, sobre
todo, cuando nuestros retoños tienen clase o no la tienen, que eso
sí es un problema. Que aunque las mías ya son mayorcitas y se
gestionan por sí mismas, recuerdo con angustia cuando tenían días
y días de vacaciones mientras sus papás y mamás trabajábamos.
Cada
año, el día 20 de marzo, me despierto con la misma sensación. Al
ver que las calles, que apenas un rato antes, estaban llenas de
gente, de monumentos, de carpas y de jolgorio, están vacías y ya no
tienen ni las cenizas de las fallas, me invade un no sé qué de
nostalgia y de esperanza a la vez. Pero esta vez el calendario ni
siquiera me da tiempo a metabolizarlo. En unos pocos días, Semana
Santa y Pascua, que aquí, como somos como somos, tiene un calendario
escolar diferente.
Todos
los años pienso lo mismo. Deberían hacer algo para que no se
juntaran tanto las fiestas que apenas una vuelve a cogerle el pulso a
eso de trabajar, vuelve el lío. Y mientras, el mundo sigue girando
con sus problemas y sus miserias por más que hayamos hecho un
paréntesis donde nos olvidamos un poco de todo.
Así
que recordemos. Fallas, Semana Santa, Pascua y lo que sea. Pero a las
mujeres nos siguen matando por ser mujeres, quienes no tienen techo
siguen sin tenerlo, el odio a lo diferente sigue campando a sus
anchas y los pensionistas siguen temiendo no llegar a fin de mes. No
todo es fiesta. Y no estaría de más aprovechar ese tiempo de relax
para pensar en esas cosas que continuan pasando cada día en el
mundo.
Pensemos
que, aunque tengamos fiestas y vacaciones, para muchas personas cada
día es todo un reto al que sobrevivir. Y no está de más aprovechar
el descanso para reflexionar un poco. Aunque sea entre un bocado de
mona de pascua y otro.
SUSANA
GISBERT
(twitter
@gisb_sus)
Comparte la noticia
Categorías de la noticia