De la España de las autonomías a la España centralista. Después de la muerte de Franco, el país inició un proceso descentralizador sin precedentes en la historia de España y que superaba con creces la descentralización administrativa de países europeos como Alemania y nos convertía en la práctica en un país 'quasifederal'. Sin embargo, la crisis y la mala gestión de los políticos al frente de los gobiernos autonómicos, han motivado un proceso de recentralización que sabemos cómo ha comenzado pero desconocemos cómo terminará.
El proceso de la creación de los autogobiernos autonómicos fue aplaudido en su momento dentro y fuera de nuestras fronteras. Tras las reivindicaciones históricas de Cataluña y País Vasco, España inició un proceso descentralizador que acabó 'beneficiando' a todas las comunidades autónomas. Desde el Gobierno central hasta el gobierno local de los Ayuntamientos, España inventó también los ejecutivos autonómicos y las diputaciones, 4 administraciones que han coexistido hasta la fecha.
Burocracia y duplicidad de servicios. Más funcionarios, más políticos y más cargos de confianza. Todo ello se había perdonado hasta la fecha. Bajo el paraguas del autogobierno y sus ventajas, el derroche se perdonó. Las administraciones autonómicas cada vez han ido aumentando su poder con una mayor descentralización y gestionando más competencias.
Hasta ahora. Porque la crisis es tan severa que se ha iniciado un proceso recentralizador que pretende, no mermar los derechos adquiridos ni las pretensiones de cada autonomía, más o menos legítimas, sino simple y llanamente poner cierto orden en el desbocado gasto de cada escalón administrativo. El resto del mundo y las agencias de calificación, y por ende, los mercados, no se creen a una España donde cada administración arrastra deudas insoportables sin que el Gobierno central tenga poder alguno. No en vano, la Comunitat Valenciana, por poner un ejemplo, se encuentra a un paso del abismo al recibir la calificación previa a la de bono basura. Otras autonomías le siguen los pasos. Una situación insostenible dadas las circunstancias de crisis económica y después de que las cajas de ahorro se hayan hundido y ya no puedan salir, por enésima vez, al rescate financiero de sus gobiernos autonómicos.
Mariano Rajoy ya ha advertido que las televisiones autonómicas públicas no pueden seguir engordando su deuda y ha anunciado una ley para poder transferir su gestión a manos privadas. Es uno de los muchos ejemplos que vamos a ir viendo en los próximos meses por culpa de los políticos que llegaron al poder autonómico pensando que eran reinos de Taifas.
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