Juan Benito Rodríguez Manzanares En unos días en España, y, consecuentemente,
también en nuestra patria chica, en Valencia, se celebra una fiesta muy
enraizada en nuestro pueblo, y con nuestras creencias, el Día de Todos los
Santos, el cual acontece anualmente el 1 de noviembre, siendo una celebración
que todos conocemos sobradamente.
Mas, lo que ya no es tan conocido es que, el
día 2 de noviembre, se celebra el Día de Difuntos, el cual es tan importante o
más que el primero, dada la temática de su celebración, en pro de unas almas en
pena. Como apunte extra comentar que hay algunos países en el mundo donde este
día es el principal, y lo celebran de muy diversas formas.
Haciendo un poco de historia, es
preceptivo comentar que el pueblo celta, del cual se tiene constancia que sobre el
1200 a.C. el día que coincidiría, aproximadamente, con nuestro 1 de noviembre,
realizaba celebraciones a un dios solar, y a Samhain, el dios de los muertos.
Ese día, según ellos, el mundo de los muertos y el de los vivos se llegaban a
tocar, por ello les rendían tributo a los muertos. Además, cabe comentar, que
esta celebración, se correspondía con ritual de la última cosecha.
Otros pueblos, como los druidas,
de los cuales se conoce su existencia desde el 200 a.C., también tuvieron ritos
similares.
Con estas pinceladas como base,
pasamos al mundo católico cristiano, el cual, en sus inicios fue fuertemente
perseguido, y sus seguidores ejecutados, en ocasiones, atrozmente, cosa que
llevó a que, a esos ejecutados católicos, se les calificara como mártires, los
cuales llegaban a contarse por cientos.
Mas, aún tendría que llegar la
llamada, Persecución de Diocleciano, la cual fue, la última, y posiblemente, la
más sangrienta persecución de los cristianos en el Imperio Romano. Los mártires
llegaron a ser tan numerosos que era prácticamente imposible que cada uno de
ellos tuviera su propio día para ser venerado en él. Así, la iglesia decidió
concretar un día para venerar en conjunto a todos los mártires, los cuales,
por vox populi, como era norma en la época, fueron aclamados como santos.
Ese día de celebración común de
todos los santos y mártires ya lo menciona San Efrén de Sirio, en un sermón
que realizó en el año 373. Y, aunque en un principio sólo los mártires en
conjunto, y San Juan Bautista, tenían un día especial designado para su
veneración, pronto se fueron sumando otros santos y vírgenes, sobre todo, tras
la regularización del proceso de canonización a finales del siglo X.
El papa Gregorio III (¿?-741),
consagró una capilla en la Basílica Papal de San Pedro, situada en la Ciudad
del Vaticano, a todos los santos, fijando definitivamente el día de esta
celebración, en el día 1 de noviembre, coincidiendo con el día que, para tal
fin utilizaba el pueblo celta. Pocos años más tarde, el papa Gregorio IV
(¿?-844), extendió este día y su celebración, a toda la iglesia.
Así, la iglesia católica del
rito latino, que es la confesión mayoritaria en España, y, en Valencia, celebra
el 1 de noviembre, el día de Todos los Santos, en el cual se recuerda no sólo
a los santos que están reconocidos por la iglesia y tiene en su santoral, sino
a todos los difuntos que han superado el trance del purgatorio, lugar donde las
almas en pena purgan sus pecados, y han conseguido la Visión Beatífica, es
decir, las almas que han conseguido el privilegio divino de poder estar con
Dios.
Pero, como en el purgatorio
siempre hay almas en pena purgando algunos de sus pecados veniales antes de
poder proseguir su camino en paz, la iglesia católica el día 2 de noviembre,
celebra el Día de la Conmemoración a los Fieles Difuntos, más conocido tan sólo
como, el Día de Difuntos, siendo la misión principal de este segundo día del
undécimo mes del año, la oración para ayudar esos difuntos en pena a salir del
purgatorio y conseguir alcanzar la Visión Beatífica.
Así, tenemos que el día 2 de
noviembre de 998, fue realmente cuando proclamaron un día específico para la
oración en favor de las almas del purgatorio, día que fue instituido por el
fraile benedictino francés San Odión de Cluny (962-1049). La institución de
este día, años después, fue amparada y adoptada por la iglesia católica en Roma
en el siglo XVI, y desde ese momento se difundió por el mundo entero.
Con respecto a las ofrendas
realizadas el Día de Difuntos, en el segundo libro de Los Macabeos nos
encontramos con lo siguiente:
«Mandó Juan Macabeo ofrecer
sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados». (2 Mac.
12, 46).
Además, en este respecto, la
iglesia primitiva, es decir, la anterior al Primer Concilio de Nicea, realizado
en 325, escribía en una díptica, que eran dos tablas plegables a modo de libro,
dos listas, en las que, por pares, apuntaban los nombres de los difuntos y de
los vivos que les debían rezar.
En el mismo sentido, en
distintas épocas de la historia, órdenes religiosas como la Orden de San
Benito, tenía costumbre de rezar a los difuntos, en los días próximos a
Pentecostes, en la Pascua de Resurrección.
Actualmente, el Día de Difuntos
en España, y consecuentemente, en Valencia, es un día de oración y
recogimiento. Las oraciones ofrecidas este día, se llaman sufragios, y son como
la versión actual de aquellos sacrificios que se hacían antaño, las cuales se ofrecen
en una solemne misa en favor de las almas del purgatorio.
Así podríamos resumir que el día
1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se celebra y recuerda a todos los
difuntos que ya no están en el purgatorio, y han obtenido la Visión Beatífica.
Y, el día 2 de noviembre, Dia de Difuntos, se reza por las almas de los muertos
que aún están penando en el purgatorio, para que puedan salir pronto de él.
Y el día 31 de octubre por la
noche se celebra Halloween, pero de esa celebración importada, ya hablaremos,
si procede, en otra ocasión.
Feliz Día de Todos los Santos, y
feliz Día de Difuntos. Valencia es sinónimo de cultura.
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