La cárcel de Picassent. /EPDA El
sindicato CSIF alerta de la inseguridad en las cárceles valencianas
y advierte del peligro de que se reproduzcan agresiones como las
sufridas por funcionarios de prisiones en Cuenca, Algeciras o La
Rioja. Para reducir esa inseguridad, la central sindical exige un
refuerzo urgente de plantillas, una formación continuada y de mejor
calidad y más medios coercitivos, entre otras medidas.
La
Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) explica que
en los centros penitenciarios de la Comunidad Valenciana existen 453
vacantes por cubrir, lo que provoca que las plantillas se hallen
mermadas y se agrave la falta de seguridad. El sindicato explica que
los profesionales sufren amenazas de agresión a diario por parte de
presos.
CSIF
subraya la situación del centro penitenciario Antonio Asunción,
ubicado en Picassent, el mayor de España en cuanto a población
reclusa, que alcanza los 1.950 presos y una plantilla de funcionarios
que no llega a los 900 trabajadores. El sindicato advierte de la
necesidad de reducir el número de internos que alberga el centro
debido a la escasez de personal en servicio interior para atender los
módulos y también por las constantes deficiencias estructurales de
las instalaciones penitenciarias.
El
sindicato explica que el colectivo de profesionales de prisiones
afronta esta situación con una formación muy reducida y con medios
coercitivos desactualizados para evitar agresiones. En este sentido
señala que la formación está comenzando a reactivarse ahora,
después de encontrarse paralizada desde finales de 2019. El
sindicato reclama que sea continuada y de mejor calidad, con una
oferta amplia de cursos de resolución pacífica de conflictos,
defensa personal o extinción de incendios, entre otros.
La
central sindical exige, igualmente, una actualización y
modernización de medios. En esta línea defiende la existencia de
grupos de intervención en las prisiones especializados en actuar
ante situaciones de riesgo. También plantea la utilización de las
armas taser, ya que aportarían “más seguridad ante los
comportamientos de gran violencia de algunos internos y evitarían
daños para la salud de los trabajadores y de los propios internos”.
El
sindicato insiste en el desarrollo del Protocolo Específico de
Actuación Frente a Agresiones (PEAFA), que CSIF firmó en 2016 con
la Administración. De este modo, advierte de que no se han llevado a
cabo medidas de protección jurídica ni de apoyo psicológico al
funcionario, ni se ha desarrollado un plan especial de formación
para mejorar la prevención y la respuesta frente a agresiones por
parte de los empleados públicos, ni tampoco se ha aplicado una
actualización de los medios coercitivos.
CSIF
considera “inaceptable que los actos de violencia sigan sin tener
una respuesta contundente por parte de la Administración
penitenciaria y de los actores políticos, que actúan con pasividad
e inacción”. El sindicato reivindica “el principio de tolerancia
cero frente a cualquier manifestación violenta”.
La
central sindical, en este sentido, advierte de que esa pasividad
afecta a los funcionarios de prisiones y también a la propia
ciudadanía, ya que “la seguridad queda en entredicho cuando se
conceden terceros grados en contra de informes de la Junta de
Tratamiento penitenciario. En la práctica, esto supone que por la
calle transiten personas que deberían estar dentro de la prisión”.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia