Fernando de Rosa. /EPDA La convocatoria de elecciones generales para el día 23 de julio ha puesto de manifiesto la necesidad de derogar el sanchismo y abrir una nueva etapa en la que las extravagancias no sean lo que impere en la política española y más concretamente en la valenciana.
Es necesario, en primer lugar, eliminar las malas formas a la hora de tratar a la oposición. Así pues, en estos días de traspaso de funciones del gobierno municipal de Valencia y autonómico a María José Catalá y a Carlos Mazón, estamos comprobando que el sanchismo no es solo una forma de gobernar, sino que también se extiende a la forma de dejar de gobernar.
Ribó cuyas formas sanchistas se juntan con su natural desprecio en estos ocho años a la oposición, parece que no ha entendido que los ciudadanos han votado para que se vaya a su casa, y se empeña en seguir adjudicando obras y nombrar a tribunales de oposiciones, llegando a una actividad gestora en estos quince días de la que ha carecido en ocho años. Esta actitud es tan profundamente antidemocrática y poco transparente que ha llevado a los propios sindicatos del Ayuntamiento a denunciar que su actuación no tiene precedentes.
Pero esta conducta típicamente sanchista, también se está produciendo en la Generalitat, empezando por la conducta de Ximo Puig que se está negando a hablar con el que va a ser presidente de la Generalitat, Carlos Mazón. No se pueden perder las formas en democracia y menos aquel que ha gobernado nuestra Comunitat Valenciana durante los últimos ocho años.
Los políticos han de aceptar con naturalidad que los cargos públicos no son vitalicios y que somos los ciudadanos quienes ponemos y quitamos a nuestros gobernantes, por tanto, este nerviosismo a la hora de irse, porque la voluntad popular así lo ha decidido, lo único que acredita es una falta de talante democrático.
Han sido muchos los valencianos que han votado el pasado 28 de mayo la derogación del sanchismo como una forma de gobernar y comportarse, y seguro que tendrá su continuidad el próximo 23 de julio. Así pues, cuanto antes lo asuman Ribó y Puig mucho mejor para ellos y para la ciudadanía.
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