Emma Sopeña. /EPDALa
triste existencia de los que se usan para la caza es algo que a veces
se obvia cuando quienes amamos a los animales criticamos esta
actividad. Sin embargo, es uno de los hechos más indignantes. Y no
solo porque se producen miles de abandonos al finalizar la temporada.
Un informe con datos de 98 protectoras de animales realizado por el
Partido Animalista (PACMA) cifra en 5.588 galgos y 3000 perros de
otras razas rescatados en 2019. Esta cifra señala solo los que se
han contabilizado, podemos imaginar fácilmente que son muchísimos
más.
El
Tratado de Lisboa
La
realidad es que la existencia de los perros utilizados (y desechados
tras su uso) en la caza nada tiene que ver con la de los que viven en
nuestros hogares. El Intergrupo
de Bienestar y Conservación de los Animales (WCA)
del Parlamento Europeo se dirigió al Gobierno de España y a sus 17
comunidades autónomas el 11 de marzo para manifestar su preocupación
por el trato que reciben estos, considerando que se opone a los
valores europeos en relación con los seres sintientes, valores
reconocidos en el artículo 13 del Tratado
de Lisboa,
la llamada Constitución
Europea de los seres sintientes
de 13 de diciembre de 2007, que entró en vigor dos años después.
Son
seres sintientes
El
Tratado
de Lisboa
pone de manifiesto que los animales no son solo seres vivos sensibles
sino con la capacidad de sentir que nos identifica a todos los
animales, humanos y no humanos, diferenciándonos de los vegetales.
España
cuenta con la vergüenza de ser el país europeo con mayor número de
perros abandonados. Por otra parte, en Europa se prohíbe la caza con
perros a campo abierto por la crueldad de esta práctica, excepto en
España. La Federación Española de Caza aduce que su práctica es
legal e incluso la consideran de gran valor ambiental, social,
cultural y económico. Están convencidos de que los perros no tienen
derechos con el consabido argumento de que no tienen obligaciones.
Un
ejemplo de la vida de los perros de caza
La
Asociación Protectora de Animales Galgos del Sur ha hecho públicas
este verano las malísimas condiciones en las que se encuentran unos
doscientos perros en un lugar insalubre en Córdoba, muchos de ellos
atados de manera permanente en interiores sin ventilación bajo
techos de chapa rodeados de sus propios desechos con evidentes signos
de enfermedades. Perros que conviven con otros que se utilizan en
rehalas, caza de montería de ciervos y jabalíes en grandes batidas.
El
sufrimiento impune de los perros de caza
La
realidad es que se trata de un infierno, los perros pasan hambre,
frío, estrés, y si ya no son válidos para cazar son abandonados o
sacrificados. Sin mayores repercusiones porque cuando se los
encuentra, vivos o muertos, carecen de identificación. Un ejemplo,
de entre los 236 galgos recogidos en el refugio Galgos del Sur en
noviembre de 2018, tan solo un 24% tenían microchip.
España es el único país de la Unión Europea donde está permitida
la caza con galgos y Andalucía se lleva la palma de oro puesto que
es la autonomía con mayor superficie de terreno de caza.
Los
galgos
Cada
día se adoptan más galgos. Afortunadamente. Son perros muy
necesitados porque lo han dado todo y cuando les flaquean las fuerzas
les espera el abandono o la ejecución. Hace unos años el periódico
The
Guardian,
en un reportaje sobre los galgos en España, los calificaba de “armas
de caza” porque son soltados para que atrapen a las presas, sobre
todo liebres, sin necesidad de disparar. Todo gracias a la velocidad
que pueden alcanzar en su juventud, una “vida útil” de dos o
tres años solamente.
¿Hasta
cuándo?
La
temporada de caza va de octubre a enero, y durante ese tiempo los
perros son encerrados en cubículos de los que solo salen para ir a
matar a otros animales. Son “entrenados” corriendo atados detrás
de los coches, mal alimentados para mantenerlos ansiosos.
Y
después … desaparecen – si se toman la molestia de hacerlos
desaparecer – o bien ocurre lo que hemos expuesto más arriba.
Mientras … las administraciones miran hacia otro lado porque no hay
que ponerse a mal con los cazadores.
Pero
los perros no son máquinas de cazar, son seres vivos que tienen
derecho a la vida, a no ser maltratados. Tanto como los que son
ejecutados
Comparte la noticia
Categorías de la noticia