Amparo SellésLa
ciencia sigue en busca de la felicidad, y yo afortunadamente la he
encontrado cogiéndola tan fuerte para que no se aparte de mí
jamás.
Estudios
y teorías de diversos ámbitos difieren sobre el componente
científico del bienestar emocional, aunque muchos de ellos coinciden
en señalar la preeminencia del factor genético.
El
20 de marzo o sea ¡ya! Está marcado en el calendario desde hace
seis años como el Día
Internacional de la Felicidad (justo
el período en el que yo dejé de serlo). Hoy por hoy la búsqueda
del bienestar emocional sigue siendo el motor principal de la
existencia humana.
Los
caprichos de la genética condicionan gran parte de nuestra peripecia
vital y lo hacen también con el gran objetivo de alcanzar esa
sensación imposible de explicar con palabras. Esto es un “fifty
fifty” es decir, la mitad de ese objetivo a alcanzar depende de
nosotros de aquello que hacemos y pensamos.
Enriquecimiento,
realización o fama suelen ser las variables a las que muchos aluden
recurrentemente como condicionantes de la felicidad. Sin embargo, los
vínculos afectivos con familiares y amigos parecen y me atrevo a
afirmar por experiencia propia que son la clave del éxito.
Dan
Gilbert profesor
e investigador de Psicología de la Universidad de Harvard va un paso
más allá en sus postulados, se centra en la adversidad y la
incertidumbre y compara las defensas de la mente con las del
organismo ante la enfermedad.
Los
seres humanos infravaloramos nuestra propia resiliencia, no nos damos
cuenta de lo fácil que es cambiar nuestra visión del mundo si
ocurre algo malo. Constantemente sobredimensionamos lo infelices que
somos ante la adversidad. Es importante toparse con la felicidad en
lugar de buscarla de manera consciente o lo que es lo mismo, tenemos
que valorar el camino por encima del destino.
Yo
soy defensora de la felicidad, eso no significa que no lo pase mal,
ni que no esté triste ni estresada ni enfadada, al contrario.
Todas
esas emociones las vivo y me encanta tenerlas porque aprendo mucho de
ellas. La inteligencia emocional no es ser feliz todo el rato, es
conocer por qué haces lo que haces y cómo te sientes en cada
momento.
La
felicidad tiene un efecto placentero en el organismo, las endorfinas,
dopamina, oxitocina…son esas sustancias neurotransmisoras
encargadas de ese gran y necesario menester.
El
ejercicio físico, el acto sexual, algunas comidas entre muchas son
las cosas que nos proporcionan esa sensación que hace que nunca
estemos saciados de ellas, porque el placer que sentimos al
practicarlas o realizarlas es “Bocatta di Cardinale”.
¡Ojo!,
no digo que estemos erre que erre todos los días a todas horas
intentándolo, dejemos fluir las emociones, vivamos plenamente,
elijamos estar felices frente a otro tipo de emociones.
“El
hombre que hace que todo lo que lleve a la felicidad dependa de él
mismo, ya no de los demás, ha adoptado el mejor plan para vivir
FELIZ”. Platón
“La
felicidad depende de nosotros mismos” Aristóteles.
Anem
amb seny i pensem en els demés, així aconseguirem el que més
dessitgem. Meu
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